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Cultura|Viernes, 2 de julio de 2004
GABRIELA TOSCANO *

La ruta emocional

Anton Chéjov es uno de mis autores preferidos y, sin duda alguna, uno de los más grandes dramaturgos de la historia del teatro. Es uno de los pocos autores que ha escrito extraordinarios personajes femeninos, en mayor cantidad que casi cualquier otro autor importante,y todas sus obras están habitadas por mujeres muy diferentes entre sí: artistas, campesinas, intelectuales, independientes, amantes desoladas, trabajadoras sacrificadas, alcohólicas... la lista de la investigación de la condición femenina en Chéjov es interminable. Todas sus mujeres están atravesadas por las constantes obsesiones del autor: el desamor, el paso del tiempo, el desencuentro, la soledad, los sueños. Si alguien quiere saber algo de “¿cómo es la vida y la odisea de atravesarla?”, deberá leer a Chéjov. Pero si alguien quiere acercarse a esa misma odisea en clave femenina y sumergirse en la naturaleza de la Mujer, no podrá dejar de leerlo.
Interpretar a Masha de La gaviota fue una experiencia que me transformó en el plano personal y me abrió las puertas a la comprensión de lo que significa el verdadero arte del teatro. En mí, el teatro es un antes y después de La gaviota. Como actriz, Chéjov te obliga a transitar la profundidad de la expresión, pero conel rigor de la sencillez y la sinceridad. Función tras función haciendo a Masha, aprendí que no podía “actuar”, sino que debía abandonarme a la experiencia de “ser” ella siguiendo –como el hilo de Ariadna en el laberinto– la exquisita ruta emocional que Chéjov me trazaba. Una no es igual después de actuar a Chéjov. Con su inspiración genial él me enseñó, me preparó y me dejó un legado al que intento serle fiel desde ese momento hasta la obra en la que estoy actuando hoy, todas las noches.

* Actriz.

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