- Neruda fue un hombre que amó tanto las palabras como los objetos, pero no le bastaba simplemente con contemplar las cosas que le atraían. Quería poseerlas. De allí su delirio de coleccionista. Su grandioso repertorio de caracolas alcanza para comprobar los matices de una obsesión que tiene que ver con la manera como él intuía su propia existencia; un progresivo irse cerrando en sí mismo, volcándose hacia su intimidad, “encaracolándose”.
- El efecto que produce la poesía del chileno afecta físicamente a sus interlocutores. Les produce la sensación de sentirse embriagados en un licor sibilino, en la monotonía de serpiente cascabel con que arrastra su voz, en las lejanas pestañas y pupilas hipnotizadas. Si la seudopoesía de vanguardia es aquella en que el poeta sale corriendo adelante, la verdadera poesía de vanguardia es aquella en que el poeta hace correr a los demás.
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