“... El nuevo gobierno, ante los agobiantes problemas riojanos, los había resuelto eliminando la provincia. Con la nueva división política, la parte cordillerana quedó para San Juan, la parte norte para Catamarca y el resto para Córdoba. Los cordobeses habían instalado una fábrica de salchichas en la Casa de Gobierno, el gobernador había pasado a ser ordenanza en un pasillo de los Tribunales de San Juan, (...) la ciudad capital fue taponada con quioscos, y el obispo, que se resistió, fue descendido a monaguillo por sugerencia del cardenal primado. Finalmente los perros, los burros, los gallos y los vendedores ambulantes fueron unificados en el rubro ‘varios’, embalados y remitidos a Bolivia en pago de una deuda...”
Fragmento de El trino del diablo, novela escrita en La Rioja en 1974, durante la gobernación de Carlos Menem.