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Deportes|Domingo, 20 de abril de 2008
BOCA DERROTO 2-1 A NEWELL’S Y AHORA RESPIRA CON MAS TRANQUILIDAD

Tomó aire en medio del humo

Con Riquelme en la cancha, el conjunto de Ischia logró su objetivo. Dejó en el camino a un equipo de los complicados y ganó confianza para el trascendental partido del martes, por la Copa Libertadores, ante el Maracaibo de Venezuela.

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Palermo lucha con Schiavi por la pelota. Atrás, Quiroga.

Boca le ganó 2-1 a Newell’s un partido muy parejo, se acercó a River y a Estudiantes y llega entonado al partido trascendental del martes ante Maracaibo por la Copa Libertadores. Luego de un primer tiempo cerrado, Palacio abrió el partido con una buena definición en el inicio del segundo. Pero el equipo de Ischia se replegó y el paraguayo Salcedo, con un gran tiro libre, empató y complicaba las cosas hasta que apareció Palermo, siempre en el lugar justo y en el momento indicado, empujó la pelota de cabeza y le dio los tres puntos a su equipo.

El partido del martes por la copa, el retorno de Riquelme, el humo, muchas cosas que jugaban en la Bombonera y hacían que Boca perdiera el foco y cayera en las trampas de Newell’s. Los rosarinos, como era previsible, pensaron primero en cómo neutralizar a los generadores de juego de Boca y, después, en tratar de sacar jugo las pocas veces que quedaran cerca de Migliore.

Parte del trabajo le salió a la perfección. Porque Zapata y Scotti se turnaban, según el lugar de la cancha, para ser la estampilla de un Riquelme estático y sin cambio de ritmo. Con el enganche opacado, los rosarinos coparon el medio fácilmente y complicaron a Vargas, que tenía que correr más que de costumbre, ya que por características, Chávez, a su derecha, y Neri Cardozo, a su izquierda, iban más de lo que volvían.

Newell’s llevaba el partido al terreno que más le convenía: juego cortado, pocos espacios y chances de gol sólo a través de pelotas paradas, arma que el equipo de Caruso maneja como pocos. De esa manera casi marca en la última del primer tiempo con un cabezazo de Schiavi que sacó Ibáñez sobre la línea.

El segundo tiempo comenzaba igual y a los condimentos que ya presentaba el partido se le sumaban los nervios de Boca, que veía cómo corría el reloj y el gol no aparecía. Pero finalmente llegó y de la manera en que el juego lo ameritaba: por arriba, en una jugada sucia, rara. Sacó largo Migliore, que venía de tapar un zurdazo cruzado de Vangioni, peinó Palermo, despejó mal hacia atrás Fideleff y Palacio lo aprovechó tocando por arriba del paraguayo Villar. Boca abría un partido que parecía blindado.

El gol destrabó el juego y Newell’s, que ya no estaba tan sólido, entendió que su plan ya no tenía sentido. Empezó a ir a fuerza de pelotazos y contó con la colaboración clave de Boca, que se relajó. Salcedo puso el 1-1 con un derechazo bárbaro de tiro libre al ángulo derecho de Migliore y otra vez todo se le nublaba a Boca. Pero nuevamente en un partido en el que Riquelme no funcionaba y el juego colectivo no llegaba, aparecieron las individualidades. Palacio, el más determinante del partido, desbordó por derecha y tiró el centro que se fue cerrando, dio en el palo y le quedó servida a Palermo, que la empujó de cabeza y le dio tres puntos vitales a Boca, para seguir de cerca en el Clausura y para llegar aliviado al choque bisagra del martes por la copa.

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