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Deportes|Domingo, 10 de agosto de 2008

La chica de la sonrisa de bronce

La judoca bonaerense consiguió subirse al podio en la categoría hasta 48 kilos luego de vencer a la norcoreana Song Pak Ok en la final del repechaje. Se trata, además, de la primera medalla olímpica en la historia del judo argentino.

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“No lo puedo creer, siento una alegría inmensa”, manifestó Pareto.

En su debut olímpico, la judoca Paula Pareto consiguió la primera medalla para la delegación argentina en los Juegos de Beijing. La bonaerense, de 22 años, venció ayer a la norcoreana Song Pak Ok en la final del repechaje de la categoría de hasta 48 kilos y se quedó con el bronce, que significó el primer podio de la historia en esa disciplina. “No lo puedo creer, siento una alegría inmensa. Tenía como expectativa llegar a clasificarme entre el quinto y el séptimo puesto, y por suerte superé esa meta”, afirmó la joven de San Fernando, luego de conseguir el tercer puesto que tuvo sabor a hazaña.

Pareto logró un agónico triunfo al revertir un combate muy trabado que la encontró en desventaja hasta los segundos finales. La cuota extra de dramatismo llegó cuando, luego de un waza-ari de Pareto (con el que puso de espalda al piso a su rival), los jueces marcaron una puntuación, pero en el tablero se la dieron a favor de su rival. Las quejas y los abucheos se mantuvieron, y la tensión también. Hasta que los árbitros chequearon la maniobra a través de un monitor y determinaron la victoria de la argentina, que entre lágrimas celebró la obtención de su primera medalla y también la primera en la historia del país en esa disciplina.

“Estaba segura de que el fallo era para mí, pero al principio los jueces se equivocaron. Por suerte, vieron la repetición y pude festejar una victoria inolvidable. Hubiera sido injusto no ganar la medalla”, consideró la joven, que estudia medicina en la Universidad de Buenos Aires y se entrena en Estudiantes de La Plata. Las lágrimas de Pareto fueron la mejor demostración de que lo que acababa de ocurrir era una hazaña. “No lo puedo creer, siento una alegría inmensa”, exclamó no bien concluyó su pelea por el tercer puesto.

Es que ni siquiera ella se imaginaba semejante logro en su incursión inicial en los Juegos Olímpicos, donde comenzó venciendo a la australiana Ti-ffany Day, luego perdió ajustadamente con la japonesa Ryoko Tani –bicampeona olímpica y siete veces campeona mundial–, y más tarde se recuperó ante la china Shuwen Wu y la húngara Eva Csernoviczki, para arribar a la final del repechaje, donde le ganó con autoridad a la norcoreana Song Pak Ok.

La ceremonia de premiación fue un momento inolvidable. Por primera vez en la historia, una bandera argentina se erigió frente al podio olímpico del judo, mientras Pareto no paraba de llorar, muy emocionada, con un ramo de flores en su mano. “Este momento es para disfrutarlo, estoy muy emocionada”, confesó la ex campeona mundial, Daniela Krukower, quien se deshizo en elogios hacia Pareto, quien acabó de entrar en la historia del deporte argentino.

Pero no todo había terminado. La judoca más joven de la delegación, debutante absoluta en los Juegos Olímpicos, fue recibida con euforia cuando ingresó con su medalla a la Villa Olímpica. Es que la bienvenida fue espectacular: los jugadores del básquetbol, Nalbandian, Cañas,

Calleri, varias de Las Leonas y sus compañeros del judo, la recibieron con un impresionante ramo de flores y con todos los honores. No era para menos. Porque acababa de recibir la primera medalla de la delegación en los Juegos Olímpicos de Beijing.

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