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Si hacía falta dar una nueva muestra del talento e intensidad para borrar algunos fantasmas, la Selección Argentina de básquetbol la brindó ayer ante Croacia. Con una brillante tarea de equipo en la que además sobresalieron Andrés Nocioni y Emanuel Ginóbili, el equipo de Sergio Hernández se impuso 77-53 al conjunto europeo, que llegaba invicto hasta este partido. Ahora, Argentina se enfrentará mañana a las 5.45 con Irán, un compromiso que no debería generarle inconvenientes.
“No creo que puedan mantener esa eficacia porque en un torneo largo, al final las cosas se normalizan”, decía Emanuel Ginóbili antes del encuentro, sobre el increíble porcentaje de triples que traían los croatas, que habían acertado 20 de sus 31 intentos. Y al crack argentino no le faltó razón. Los croatas sólo embocaron tres de los quince triples que lanzaron. Claro que, para eso, mucho tuvo que ver la defensa argentina, que pocas veces permitió tiros cómodos y dejó a Croacia en 53 puntos, la segunda peor anotación de un equipo en lo que va del certamen. No importó que los balcánicos vinieran como el segundo conjunto más goleador del torneo después de Estados Unidos tras sus victorias ante Australia y Rusia.
Pero no sólo en defensa brilló el equipo argentino. En ataque logró convertir desde todas las posiciones, con una gran rotación de balón y con soluciones en el uno contra uno cuando fue necesario. Hasta los suplentes, hasta aquí uno de los puntos flojos del equipo, hicieron aportes importantes, no sólo en los minutos en los que el juego ya estaba definido. Y con la tranquilidad de la ventaja, también se cuidó mucho más la pelota, lo que minimizó las pérdidas, otro de los puntos oscuros que venía teniendo el campeón olímpico.
De entrada, Argentina impuso el ritmo de juego que pretendía, con mucha insistencia en trabajar la pelota para definir en la zona pintada. Ginóbili rompía la defensa por eje de la cancha y descargaba para Scola cerca del tablero o para que Nocioni lanzara desde lejos. Y en su canasto, la apuesta fue que los internos se bancaran sin ayudas a los grandotes rivales, para evitar los espacios para los temibles tiradores croatas. Con esas dos premisas bien ejecutadas, la Selección fue tomando paulatinas ventajas y lo consiguió sin cargarse de faltas personales.
Con la diferencia estabilizada alrededor de los quince puntos, Argentina empezó su rotación, que esta vez llegó con buenos aportes desde el banco. De esa manera, Scola, Oberto y Ginóbili tuvieron mucho más descanso que en juegos anteriores. Sin embargo, Croacia nunca encontró soluciones para la defensa del campeón olímpico. No tuvo respuestas individuales y los tiradores no contaron con espacios para armar sus disparos, por lo que siempre lanzaron incómodos. Cuando Planinic consiguió el primer triple, ya habían transcurrido 25 minutos y Argentina tenía 18 puntos de ventaja. Demasiado tarde como para aspirar a una reacción. Para colmo, en el momento que intentó forzar para echar el resto, Delfino apareció con sus triples para estirar la diferencia, que llegó a subir hasta 30 puntos.
Ahora, Argentina jugará mañana ante Irán y cerrará su participación en el Grupo A el lunes ante Rusia. Para ganar la zona y enfrentarse al cuarto de la otra (Alemania o China) en cuartos de final necesita ganar los dos partidos y que Croacia derrote a Lituania. Si ello no ocurre, pero suma las dos victorias, finalizará segunda y se cruzará con el tercero del B, que hasta ahora sería Grecia. Casualmente, el mismo rival que en Atenas.
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