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Deportes|Viernes, 22 de agosto de 2008
EL FUTBOL, EL BASQUETBOL Y LAS LEONAS PROTAGONIZAN UN SUPER VIERNES OLIMPICO

Los cazadores de medallas salen a la cancha

Temprano, las chicas del hockey sobre césped buscarán el bronce contra Alemania. Luego, Ginóbili y compañía desafían al Dream Team de los Estados Unidos: si vencen, será oro o plata. Pasada la medianoche, la Selección defiende el oro de Atenas.

CON ALEMANIA POR EL BRONCE

Un podio consuela

Carla Rebecchi.

Superado el dolor por haber perdido la chance de luchar por la medalla dorada por la contundente derrota ante Holanda, Las Leonas buscarán subirse por tercera vez al podio en los últimos tres Juegos Olímpicos cuando desde las 7 se enfrenten con Alemania (televisan Canal 7 y TyC Sports). Tras el partido por la medalla de bronce, Holanda y China se enfrentarán en la final por el oro.

“Este es el momento de llorar, porque mañana ya hay que mirar para adelante y salir a ganar la medalla de bronce.” El mensaje de Luciana Aymar sintetiza el pensamiento del plantel argentino, que llegó a Beijing con la esperanza de alcanzar la medalla dorada, pero que no toma como un premio consuelo obtener el bronce. Lograr el tercer lugar significará volver a subirse al podio, como ocurrió en Sydney 2000 con el segundo lugar y en Atenas 2004 con la tercera posición. Entre los Juegos, obtuvieron el título en el Mundial de Perth en 2002 y salieron terceras en el Mundial de Madrid 2006, por lo que también sería ratificar su nivel de potencia en la última década del hockey femenino internacional.

Para lograrlo, las chicas argentinas deberán vencer a Alemania, equipo al que golearon 4-0 en la fase previa, en un partido en el que las europeas ya tenían garantizado el primer lugar de la zona y que no les afectó para su clasificación. Ese día, Las Leonas fueron dominadas en la primera mitad, pero exhibieron todo su juego y su talento en la segunda parte, donde consiguieron concretar la goleada.

Los otros antecedentes inmediatos se remontan al Champions Trophy, que se adjudicó el equipo de Gabriel Minadeo. En ese certamen jugado en Alemania, en la primera fase igualaron 0-0, mientras que en la final el triunfo correspondió a las argentinas por un contundente 6-2. “Va a ser un partido distinto, no piensen que va a ser igual al de la fase clasificatoria o a la final del Champions Trophy. Acá hay una medalla olímpica en juego”, comentó Mercedes Margalot, una de las referentes del plantel que dejará el equipo tras este certamen.

Para quedarse con la victoria, Argentina debe imponer su juego en el manejo de la bocha, un estilo que molesta mucho a las alemanas. Por el contrario, Las Leonas se sienten muy cómodas ante el juego estructurado de las campeonas olímpicas salientes. Para ello será fundamental la habilidad de Aymar y el apuntalamiento de Mariana González Oliva en la mitad de la cancha. La otra clave pasa por la efectividad en los corners cortos, tanto en el momento de atacar como a la hora de defender. En un partido que se estima cerrado, esa circunstancia de juego puede ser clave para abrirlo.

BIEN TARDE ANTE NIGERIA

Tiempo de revancha

Lionel Messi.

“Si no conseguimos ganarle la final a Nigeria, nadie se va a acordar de que le ganamos a Brasil.” Aunque resulte un pensamiento horrible, Juan Román Riquelme no hace más que reconocer el sentimiento de exitismo que rodea al fútbol. ¿Hay receta para evitar que ese extremismo se haga carne de los hinchas? Acaso no, pero sí una para vencer a Nigeria e impedir la falta de memoria. Los nigerianos son el rival de esta noche, a la 1, en la segunda final olímpica consecutiva (y tercera en las últimas cuatro ediciones de los Juegos) de la Selección Argentina. Si la plata está asegurada aunque no alcance, ¿cómo robarles el oro?

“Va a ganar el que menos se equivoque –profetizó el enganche–. Nigeria es un equipo que ganó 4-1 la semifinal (ante Bélgica), hay que jugar concentrados. Dirigido por Samson Siasia –el autor del gol de Nigeria en el partido contra la Argentina en el Mundial 1994–, el nigeriano es un conjunto que trata de controlar el mediocampo, para salir rápidamente al ataque, teniendo en cuenta que posee delanteros veloces y punzantes, que suelen jugar bien abiertos, con volantes que buscan entrar por sorpresa por el medio.

“Nosotros sabemos que ellos no se van a parar a atacarnos, pero también sabemos que querrán imponer su estilo y ahí es donde debemos ser inteligentes”, explicó el entrenador, Sergio Batista, que mantendrá el mismo equipo que humilló a Brasil, salvo la ausencia del zaguero Nicolás Pareja (por doble amarilla), a quien reemplazará.

“Juegan muy bien, me gustaron especialmente el 7 y el 9”, señaló Riquelme en referencia a Chinedu Ogbuke Obasi y el capitán Víctor Obinna, quienes convirtieron entre ambos cinco goles en los Juegos.

“Hay que ser un equipo corto porque tenemos muchos hombres para atacar –analizó Javier Mascherano, uno de los jugadores más destacados de este equipo–. Si somos muy largos hay que correr mucho, y ése no tiene que ser nuestro planteo ante un rival que basa mucho de lo que hace en su aspecto físico.” Habrá que ver de qué manera ese aspecto puede cubrir una de las principales características del equipo argentino, la búsqueda de espacios a espaldas de los volantes para generar el pelotazo que deja a los delanteros mano a mano con los defensores rivales.

“Son un equipo fuerte y muy físico y van a tratar de imponer ese juego, con muchos hombres en el fondo”, comentó el arquero Sergio Romero. Frente a esta alternativa, jugadores movedizos como Messi u oportunistas como Sergio Agüero pueden tener más de una oportunidad para sacar ventaja. “Tenemos que aprovechar más las situaciones de gol que generamos”, señaló Agüero, que no había convertido un solo tanto hasta que anotó los dos primeros goles contra Brasil.

Los nigerianos debutaron en los Juegos igualando sin goles con Holanda, el mismo equipo que la Argentina eliminó con dificultad en cuartos de final venciéndolo 2-1. Luego vencieron 2-1 a Japón, 2-1 a Estados Unidos, 2-0 a Costa de Marfil en cuartos (Argentina había superado a los marfileños 2-1 sobre el final en su arranque en los Juegos) y finalmente golearon 4-1 a los belgas en la semifinal. Marcaron 10 goles en cinco partidos, la misma cantidad que el equipo argentino, pero recibieron 3 goles en contra, uno más que el conjunto albiceleste. Después de vencer a Costa de Marfil, la Argentina les ganó 1-0 a Australia, 2-0 a Serbia, superó a Holanda y borró a Brasil ganándole 3-0.

En Atlanta 1996, Nigeria le ganó 3-2 a la Argentina, sobre la hora, el oro olímpico. Es tiempo de revancha.

CONTRA EL DREAM TEAM

Van por la hazaña

Emanuel Ginóbili.

“¿Milagro? No, vamos por la hazaña.” Como adentro de la cancha, Emanuel Ginóbili definió a la perfección el compromiso de hoy ante Estados Unidos, en el que la Selección Argentina buscará desde las 11.15 su lugar en la final olímpica de básquetbol (televisan Canal 7 y TyC Sports).

Como hace cuatro años, el pasaje a pelear por la medalla dorada será ante Estados Unidos. La diferencia es que la actual versión del Dream Team aparece como un rival mucho más temible, por más que el equipo de 2004 también contaba con LeBron James, Carmelo Anthony, Dewayne Wade y Carlos Boozer, además de Tim Duncan y Stephon Marbury, entre otros. La diferencia es que ahora cuentan con Jason Kidd, un base que organiza el juego y hace mejores a sus compañeros, y Kobe Bryant, un líder acostumbrado a asumir responsabilidades en los momentos críticos de los partidos.

“Tenemos un cinco o un diez por ciento de posibilidades de ganar”, vaticinó Ginóbili. ¿Cómo hacerlo realidad? La primera respuesta es jugar un partido que roce lo perfecto y encontrar a los estadounidenses en una mala noche. Pero para aprovechar ese hipotético mal partido, la Argentina necesita sostener un par de variables del juego que le permitan llegar a un final cerrado para poder llevarse el triunfo.

Para tener chances de ganar, el equipo de Hernández debe llevar el juego a un partido con pocas posesiones. Para ello, será fundamental controlar la pelota y lanzar sobre el límite de los 24 segundos, para evitar el intercambio de ataques rápidos, que significaría un auténtico suicidio. Se supone que la lucha aérea será para los estadounidenses, por lo que también será imprescindible tirar con buenos porcentajes, por dos motivos: por un lado, porque casi no habrá segundas opciones en ataque. Y por otro, para evitar que Estados Unidos recupere la pelota rápido y pueda imponer su contragolpe, su arma favorita e indetenible.

En el tablero propio, Argentina tiene que tratar de protegerse y evitar los rebotes ofensivos que le puedan tomar los hombres grandes de Estados Unidos. Si se le permiten segundas y terceras chances de tiro, las posibilidades de triunfo se minimizan. Otro tema a tener en cuenta son las faltas personales. Está claro que cada pieza de Argentina es mucho más importante que las del adversario, que las puede suplantar con facilidad gracias a su plantel mucho más largo. Por eso, teniendo en cuenta que la producción argentina baja con la entrada de los suplentes, será clave que las figuras de la Selección no se carguen de foules.

Hasta ahora, Estados Unidos manejó con comodidad todos los partidos y no llegó complicado en el marcador a las instancias decisivas de ningún encuentro. Por eso, la incógnita (y la esperanza) pasa por saber cómo responden tantas estrellas ante una situación límite de un juego cerrado. Con veinte puntos de ventaja es fácil resignar protagonismo y pasarse la pelota, algo que los estadounidenses pudieron hacer muy bien a lo largo del torneo. Pero si Argentina consigue mantenerse en partido entrado el tercer cuarto, habrá que ver si aparece el individualismo y el egoísmo de algunos jugadores acostumbrados a acaparar mucho juego en sus equipos.

La sensación del plantel es que el partido es complicadísimo, pero no imposible. Así lo certificó Fabricio Oberto. “Sabemos que Estados Unidos es el equipo más duro del torneo, el que mejor está jugando y el que está por encima de los demás. Pero nosotros ya hemos hecho un par de milagros, así que veremos qué pasa”, dijo Fabricio Oberto. Milagro o hazaña, la Generación Dorada está acostumbrada a triunfos épicos.

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