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Deportes|Domingo, 31 de agosto de 2008
RACING SORPRENDIO A TODOS Y DERROTO 1-0 A ARGENTINOS EN LA PATERNAL

Pequeño milagro en la fortaleza

La Academia, que hacía 12 partidos que no ganaba de visitante, festejó en la cancha del Bicho, que hacía 17 juegos que no perdía allí. Leandro González, tras un rebote en el arquero Torrico, anotó el único gol de un encuentro violento y muy mal jugado.

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Todos quieren abrazar a Leandro González, que hizo el gol del triunfo de Racing.

Mucho se ha hablado de lo difícil que resulta Argentinos en su cancha. El invicto de 17 partidos como local así lo demostraba. Sin embargo, Racing, que de visitante hacía 12 encuentros que no ganaba, produjo el pequeño milagro. Con un gol de Leandro González, el equipo de Juan Manuel Llop se impuso 1-0 y cortó ambas rachas. Lo más justo hubiese sido un empate, pero tras tantas pálidas y derrotas y empates inmerecidos, no estuvo mal que Racing se llevara la victoria de un estadio casi imposible.

Muy pronto se supo que el partido no iba a ser bueno. Amparado en la cancha chica, Racing salió muy decidido a neutralizar a su adversario, la fórmula que habitualmente utiliza Argentinos para sacarles ventaja a sus adversarios en su cancha. Entonces, con dos estrategias calcadas, el trámite pasó por la confusión, las imprecisiones, las fricciones y hasta los golpes, con y sin pelota. Nadie pensaba, todos metían. La pelota pasaba más tiempo en el aire que en los pies de los jugadores.

Con ese panorama, lo único que podía cambiar el desarrollo era un error o alguna maniobra fuera de contexto. Y a los quince, se combinaron los dos factores para que Racing se pusiera en ventaja. Lucero tomó la pelota afuera del área, amagó con un pase lateral y sacó un violento remate, que encontró desatento a Torrico y provocó un rebote largo que Leandro González capitalizó bien anticipando a todos los defensores.

El gol era vital para que la geografía del partido cambiara. Sin embargo, nada de ello ocurrió. Por el contrario, se potenció la tendencia de los golpes, los errores y las desprolijidades. Y en esa lucha, el más beneficiado era Racing, que tenía el resultado a su favor y se sentía más cómodo que su rival.

A medida que transcurrían los minutos, Argentinos empezó a buscar el empate con más insistencia, lo que le puso más pimienta al juego. Por un lado, porque sumó más gente en ataque, lo que hizo tambalear al fondo de Racing. Además, el ingreso de Rodrigo Díaz le dio más fútbol. Y también, porque dejó algunos huecos en el fondo, que Racing utilizó para contragolpear. Por esa vía pudo aumentar la diferencia, pero Caruzzo, a un metro de la línea, rechazó el remate de Lugüercio, que había recibido un buen centro atrás de Lucero.

De a poco, Racing sintió la necesidad de aferrarse con todo a la victoria. Como de costumbre en este tipo de situaciones, se tiró atrás y apeló a la defensa heroica para mantener el 1-0. Así pasó algunos sofocones, como un remate de Díaz que se fue cerca o un tiro cruzado de Prósperi. No obstante, pudo aguantar la diferencia y se llevó una victoria festejadísima. Es que un milagro así, en la fortaleza de La Paternal, no se consigue todos los días.

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