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Deportes|Domingo, 2 de noviembre de 2008
RIVER VOLVIO A RECIBIR UN GOLPE DE NOCAUT EN SU VISITA A LANUS

Es el club de las palizas

Simeone presentó un equipo con mayoría de suplentes, quienes casi no opusieron resistencia ante el dominio granate. El resultado condena a los de Núñez a seguir mirando el torneo desde el piso. Los hinchas insultaron al DT y a los jugadores.

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River sufre en silencio. Sus hinchas exigieron una victoria ante Chivas.

La caída de River no tiene fondo. El equipo dirigido por Diego Simeone volvió a perder, esta vez 2-0 contra Lanús en el sur del Gran Buenos Aires, donde el equipo de Núñez no tuvo reacción y demostró por qué se encuentra en la última posición del torneo Apertura. Además, superó el record más triste en la historia del club, con once partidos consecutivos sin ganar. Los hinchas volvieron a cantar en contra de sus jugadores y pidieron una victoria sí o sí para el próximo jueves por la Copa Sudamericana cuando enfrente a Chivas.

Tan mal anda este River en el campeonato, que cada error lo paga carísimo. Así, en una de las primeras jugadas del partido, Musacchio se equivocó feo en la salida, Lagos aprovechó y luego de sacarse de encima a Merlo, pateó rasante al palo izquierdo de Vega y puso el 1-0. Nunca se imaginó llegar tan fácil al gol. Pero el equipo de Simeone se lo permitió. Porque tuvo muchos errores en defensa, en el medio no tuvo contención y para colmo en ataque no pesó.

De esta manera, a Lanús le alcanzó con muy poco para dominar el partido. Volcando el juego por el sector izquierdo y con el buen manejo de Blanco, lastimó cada vez que atacó. Así, tuvo tres chances claras para aumentar el marcador pero siempre falló en el toque final. Pero no pasó grandes sobresaltos porque mostró mucho orden en todas sus líneas y River cada vez que lo atacó ni siquiera logró llegar cerca del arco de Bossio.

Para colmo, en el inicio del complemento Lanús llegó al segundo gol, que lo hizo luego de un nuevo error de la defensa de River, que se mostró totalmente desacomodada. Aunque el desorden fue algo generalizado en el conjunto visitante, tanto que Lanús pudo haber aumentado el marcador en uno de los tantos contragolpes que construyó. Sin embargo, con el correr de los minutos el local sacó el pie del acelerador y se replegó en su campo, dejándole el manejo a su rival. Ahí fue cuando River demostró que tiene pocas ideas y por qué le cuesta tanto ganar.

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