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Deportes|Domingo, 8 de febrero de 2009
El Chino Maidana perdió por puntos ante el ucraniano Andreas Kotelnik

La pólvora no tenía pasaporte

En un combate muy cerrado, el noqueador santafesino no pudo con el campeón del mundo, que aguantó sin problemas los golpes que ante rivales locales de segundo nivel son devastadores. El argentino apostó por una mano, pero le faltaron variantes.

Por Daniel Guiñazú
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Maidana recibe un impacto de Kotelnik, que mostró un boxeo más pulcro que el argentino.

Marcos Maidana no pudo noquearlo al campeón ucraniano Andreas Kotelnik. Y al final terminó perdiendo por puntos en un fallo cerrado y dividido al cabo de 12 ásperos rounds disputados ayer en el Stadt-halle de Rostock, Alemania, y quedándose sin su invicto. La duda estaba centrada en si la pesada mano del santafesino se haría sentir de la misma manera que antes. Y quedó demostrado que una cosa es pegar en el segundo nivel y otra, muy diferente, hacerlo en el primero. Maidana le entró muy duro a Kotelnik. Pero nunca lo pudo conmover. El campeón supo defenderse y con un trabajo hábil y constante, pudo retener con lo justo su título welter junior de la Asociación Mundial.

No defraudó Maidana (63,500 kg). Peleó de igual a igual y varias veces castigó con rudeza al ucraniano, que terminó con el rostro muy inflamado. Pero comprobó que su pegada demoledora alcanza para voltear peleadores argentinos de consumo interno y probadores mexicanos pasados de moda. Y resulta insuficiente ante adversarios mejor dotados y más resistentes. Kotelnik (63,400 kg) no hizo nada del otro mundo, salvo cerrar bien su guardia y bloquear con los puños y los antebrazos, los cañonazos que el Chino le disparó a la cabeza y a los planos bajos. Con eso tuvo hecha la mitad de la tarea. Después, se dedicó a sumar puntos dándole salida a su izquierda en punta y a la derecha recta y cruzada viniendo detrás.

Además, al santafesino le faltaron variantes. Apostó todo a poner una mano y no que la mano llegara como consecuencia de un mejor boxeo. Hizo uso y abuso de su potencia. Pero no tuvo creatividad cuando la pelea le indicó que Kotelnik lo soportaba y, entonces, había que recorrer un camino diferente. Sus chances se esfumaron entre los rounds 4º y 7º cuando su trabajo se estancó y Kotelnik pudo hacer prevalecer su boxeo pulcro y efectivo, aunque sin vibración.

En el 9º round, Maidana lo movió a Kotelnik con una derecha abierta y un ascendente de izquierda que pudieron haberlo depositado sobre la lona. Y en el último, lo corrió por todo el cuadrilátero en procura del golpe que le diera el título del mundo. Pero no fue posible. Con habilidad, cerebración y justeza, el ucraniano amasó la ventaja que necesitaba para retener el título. Dos tarjetas le reconocieron la victoria: el belga Jean Louis Legland lo dio ganador por 115-114 y el británico Terry Thomas, por 115-113. El panameño Gustavo Padilla se inclinó por el santafesino, 115-113.

Hace dos años que Maidana estaba en lista de espera para la pelea por el título. Y uno que Kotelnik es campeón del mundo. Y en todo ese lapso, no se trabajó para dotarlo al santafesino de un bagaje técnico adicional que enriqueciera el poderío natural de su pegada. Sólo se apostó a engordarle su record con victorias por nocaut ante rivales de ocasión. Y se supuso que Kotelnik se caería más temprano que tarde, no bien recibiera uno de sus mazazos. Nada de eso sucedió. El campeón supo mantenerse en pie y pudo imponer de a ratos su boxeo más pulcro. Y Maidana, aún sin decepcionar, recién arriba del cuadrilátero y en la noche más importante de su vida, se dio cuenta de todo lo que todavía le falta para llegar a cumplir su sueño de campeón del mundo.

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