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En el día del cumpleaños de Miguel Angel Santoro, Independiente no pudo regalarle una alegría a su entrenador. Perdió 2-0 frente a Gimnasia, en el bosque platense, pese a que tuvo un arranque arrasador y daba la impresión de que podía golear. Sin embargo, el conjunto dirigido por Leonardo Madelón se despertó con un cabezazo de Rubén Maldonado y construyó una victoria importantísima que le permite escaparse de la zona de Promoción y subirse momentáneamente hasta la cima de la tabla.
Parecía que el triunfo en el clásico le permitiría cambiar su imagen a Independiente. Porque de arranque, en el compromiso de ayer, mostró otra predisposición y se presentó como un equipo más incisivo. Dispuesto a llevarse por delante a su rival, con las corridas de Sosa por la derecha, el manejo de Montenegro y el empuje del pibe Mancuello, entusiasmó. Pero ese espejismo, después de unos 15 minutos a puro vértigo, se esfumó como si nada e Independiente volvió a ser el de siempre. O casi.
No fue ese conjunto que en el inicio encontraba facilidades por la derecha, aprovechando la lentitud de Graff, que era un invitación constante al desborde. Tampoco fue ese equipo que asedió el arco de Sessa a puro cabezazo con Moreno, que tuvo dos claritas, pero le sigue faltando justeza en la definición, y con Mancuello que estrelló la pelota contra el palo. Y así empezó a destruir todo lo que había construido hasta ese momento.
Porque después de esa insinuación demostró que en defensa le cuesta todo demasiado, mucho más si le falta Eduardo Tuzzio, que se exhibió siempre como el baluarte de esa última línea. Y así las falencias siguen siendo las mismas: cada pelota parada es una estocada al corazón del área y un cabezazo seguro del rival. Algo que Gimnasia aprovechó con Maldonado, que cabeceó solo y sin marca, para poner el 1-0.
A partir de ahí, quedó bien en claro que todo se había desmoronado para el conjunto rojo. El arco de Se-ssa empezó a quedarle lejísimos y para colmo, Gimnasia se acomodó mejor en el campo y empezó a justificar una victoria que hasta ese momento era inmerecida. Sebastián Romero y Franco Niell fueron los encargados de la levantada del equipo de La Plata, y también los culpables de volcar el juego sobre el arco de Assmann.
El panorama se mantuvo constante hasta el final del desarrollo, aunque Independiente intentó reaccionar con algunos tiros de afuera de Moreno y Mareque, a quien Sessa le sacó una pelota con destino de gol con una volada espectacular. Pero Gimnasia tenía guardado el golpe final, a través de un bombazo de Romero, que destruyó todas las esperanzas de los hinchas y también de los jugadores de Independiente de conseguir otra alegría. Por eso ganó Gimnasia, porque supo aguantar, esperó agazapado, y después hizo su juego de forma inteligente. Y por eso perdió Independiente, porque sigue quedándose en insinuaciones, cuando en verdad continúa siendo el mismo de siempre.
2- GIMNASIA
Sessa; Ormeño, Maldonado, Agüero, Graff; Piatti, Rinaudo, Romero, Messera; Niell, Sosa.
DT: L. Madelón.
0- INDEPENDIENTE
Assmann; Moreira, Puertas, Rodríguez, Mareque; Ledesma, Pusineri, Mancuello; Montenegro; Sosa, Moreno.
DT: M. Santoro.
Estadio: Gimnasia.
Arbitro: Diego Abal.
Goles: 25m Maldonado (G); 67m Romero (G).
Cambios: 57m Ledesma por Ríos (I); 61m Cuevas por Messera (G); 65m Núñez por Moreno (I); 73m González por Niell (G); 75m Alonso por Sosa (G); 78m Higuaín por Sosa (I).
Incidencia: 90m expulsado Moreira (I).
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