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Deportes|Viernes, 10 de abril de 2009
BOCA DERROTO A GUARANI Y ES LIDER DEL GRUPO 2, CON PUNTAJE IDEAL

Ganar se le hizo costumbre

El equipo de Carlos Ischia logró su cuarta victoria consecutiva en la Copa Libertadores y, aunque matemáticamente todavía no aseguró su clasificación, todo indica que logrará su pasaje a los octavos de final.

Por Ariel Greco
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Los jugadores de Boca festejan el gol de Palermo, el primero de la noche.

Sin completar una gran actuación, pero con el peso específico de sus figuras, Boca venció por 3 a 1 a Guaraní y quedó virtualmente clasificado para los octavos de final. Si bien suma doce puntos y es líder de su grupo con puntaje ideal, tanto Cuenca como Táchira, si ganan los dos compromisos que les quedan (Boca y Guaraní) podrían alcanzar la misma cifra y ahí entraría a jugar la diferencia de gol.

Boca arrancó con mucha tranquilidad, consciente de las limitaciones del rival. Pero de inmediato quedó claro que esa serenidad se había transformado en abulia y lentitud, con un mínimo compromiso hacia el partido. Sin movilidad en los atacantes y con imprecisiones en los mediocampistas, el equipo de Ischia se vio sorprendido por un adversario que salió a jugar sin ningún complejo en la Bombonera. Con Fabbro como eje, el conjunto paraguayo se hizo dueño del trámite a partir de una asfixiante presión en la mitad de la cancha. Con ese argumento, Guaraní dominaba la zona y no permitía que Boca tuviera salida clara y, además, cada tanto se animaba a inquietar a Abbondanzieri.

Dentro de la pobreza que exhibía, Boca encontró en las ganas de Palermo lo único positivo de ese tramo del juego. Un par de llegadas del goleador fueron las únicas situaciones de gol que pudo contabilizar Boca. A esa altura resultaba llamativa la posición de Palacio, casi como centrodelantero y sin movilidad hacia los costados. Vaya casualidad, la primera vez que se tiró hacia la derecha metió un típico desborde suyo que culminó con la apertura del marcador, gracias a un toque final de derecha de Palermo.

El conjunto paraguayo sintió el impacto anímico y de inmediato Boca volvió a golpearlo. Palermo cedió a la izquierda para Riquelme, se hizo la pausa y metió un pase justo para que Palacio anotara el segundo gol. Parecía que allí el partido comenzaba a definirse, pero Paniagua dibujó una apilada inolvidable, con gambeta larga a Abbondanzieri incluida, lo que motivó que Guaraní volviera a meterse en juego.

Más allá de que la diferencia en el marcador se redujo, en el trámite Boca no pasó sobresaltos. Apareció un poco más Riquelme y mejoró Vargas, con lo que el equipo de Ischia tuvo otro peso en la zona media. Pese a esa mejoría, recién pudo asegurar la victoria a seis minutos del final, cuando Riquelme picó con clase el penal que el árbitro Rivera le cobró a Filippini por una mano en el área. De ahí hasta el final, los jugadores hicieron correr la pelota y la hinchada comenzó a palpitar el superclásico de la semana próxima.

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