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Deportes|Domingo, 21 de junio de 2009
ALVAREZ DE OLIVERA, PRIMERA MUJER EN ARBITRAR UN PARTIDO PROFESIONAL

“Las mujeres del fútbol son luchadoras”

Es hermana del intendente de Avellaneda y ayer escribió una página en la historia del fútbol local al dirigir el partido entre San Martín de San Juan y la CAI de Comodoro Rivadavia, por la 38° fecha de la B Nacional.

Por Gustavo Veiga
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Aunque el sustantivo árbitra existe, el masculino árbitro por ahora define cuál es la función de Estela Mary Alvarez de Olivera adentro de una cancha. Más allá de cuestiones referidas a la lengua, esta misionera de Oberá acaba de ganarse un lugar en el manual de las curiosidades futboleras. Ayer se transformó en la primera mujer que dirigió un partido entre equipos profesionales de nuestra historia. O de la AFA, que es casi lo mismo: San Martín de San Juan y la CAI de Comodoro Rivadavia, por el torneo Nacional B. Criada en una familia muy machista –como ella misma la define–, desde pequeña se rebeló contra un mandato inequívoco: que sus siete hermanos podían irse a jugar un picado después de comer un asado y ella, junto a su única hermana, Liliana, y su mamá, Benilda, debían lavar los platos. Nunca aceptó ese destino manifiesto y ahí está, segura de sí misma, haciendo lo suyo, entre varones.

–¿Cómo llegó a convertirse en árbitra?

–Yo soy profesora de Educación Física y vine a Buenos Aires a hacer un curso de entrenadora de natación y como tenía tiempo libre decidí anotarme también en el de árbitro. Me gustaba el fútbol porque de chiquita jugaba con mis hermanos.

–¿Hubo alguien que le transmitiera cierta vocación por la actividad que eligió?

–No, simplemente un día estaba aburrida y me dije: ¿qué hago? Vi que existía el SADRA, por Internet, y me acerqué al sindicato para saber de qué se trataba el curso de árbitro. Desde el primer momento me dieron una beca, me ayudaron a dirigir y comencé a sentir pasión por el arbitraje.

–¿Cómo tomaron sus siete hermanos varones la decisión?

–Como una locura. Ni se les pasaba por la cabeza que podía ser algo serio, que podía avanzar el día de mañana en todo esto, hacer una carrera... Lo tomaron como una locura más de las mías, que siempre fui un poquito rebelde y de hacer lo que quise, en una palabra.

–¿De qué modo la ven los hombres en una actividad fundamentalmente ocupada por ellos?

–Tienen un poco de desconfianza, es normal. Yo creo que se preguntan cómo dirigirá esta mujer, si sabrá o no sabrá. Si hará las cosas bien...

–Pero ése es un preconcepto machista. También se les puede tener desconfianza a ciertos árbitros varones, que son bastante malos. Me refería a otra cosa. ¿Despierta la libido masculina o la respetan más por el solo hecho de ser mujer?

–Cuando voy a dirigir en el campo de juego, siempre siento un clima de mucho respeto, tanto de los dirigentes como de los jugadores. Por ahí me respetan un poco más que a los hombres y hasta valoran si dirigí bien. Aunque hay días que dirijo bien y días que no.

–¿O sea que el hecho de ser mujer es una ventaja en un medio como el fútbol, donde gobiernan los hombres?

–Creo que es una ventaja para mí, porque el varón, antes de tratarme mal porque está enojado con un fallo, se contiene un poquito más al estar frente a una mujer.

–¿Se considera feminista?

–No, soy normal, no soy feminista fanática. Porque me crié en un ambiente masculino. Por mi naturaleza suelo estar relajada en un ambiente donde hay todos hombres. Y en el ambiente arbitral me considero una más. No noto mucho la diferencia.

–¿Suele mirar fútbol en la cancha o lo sigue por televisión?

–No, en ese aspecto soy refemenina. Me gusta ver programas como Utilísima, novelas, películas y si miro fútbol –porque dirijo fútbol– es porque se aprende mucho. Pero no es que me fascine. A mí me gusta dirigir y jugar; ver fútbol no es algo que haga mucho.

–¿Y las mujeres cómo la ven? ¿Cree que sospechan de su femineidad porque eligió una carrera de hombres?

–No, al contrario. Desde que entré al arbitraje me volví más femenina. La gente siempre me lo está diciendo. Las mujeres se ponen muy contentas cuando ven a otra dirigir. Me felicitan, no sé, se acercan al vestuario y me dicen: ¡qué ovarios tenés!, ¡qué bueno que nos representes! Y también son las que me felicitan antes del partido, aunque si se tienen que enojar, se enojan. Si sienten que nos las representé bien o cuando me equivoqué. Porque yo me equivoco como cualquier árbitro.

–¿Está de acuerdo con que los hombres dirijan a las mujeres, como usted lo hace con ellos?

–Es que lo hacen. Cuando se ingresa a la AFA, una de las primeras categorías es el fútbol femenino. Además, hay muy pocas chicas árbitras. Y antiguamente, como no había mujeres, dirigían varones.

–¿Los varones toman a mal dirigir a las mujeres? ¿Lo consideran un menoscabo a su masculinidad?

–No, no sé, no les pregunto a mis compañeros. Pero no creo que lo tomen a mal. El fútbol es uno solo, jueguen mujeres, hombres, chicos o grandes. Yo creo que no deberían tomarlo así. A mí me encanta dirigir a los varones, aunque para nada voy a dejar el fútbol femenino, porque es lo que me identifica con las mujeres. Las mujeres del fútbol son muy luchadoras, sobre todo en la Argentina, donde no tiene tanta trascendencia. Yo me identifico con ellas porque la tienen que remar. Y por más que llegue alguna vez a Primera A, seguiría dirigiéndolas porque soy árbitra internacional femenina.

–¿Será posible que alguna vez una mujer dirija partidos de Boca, River, Racing o Independiente?

–Ese es mi sueño, pero sé que la máxima categoría es difícil. Yo tengo que asentarme en la B Nacional. Debo aprender mucho y demostrar si realmente estoy capacitada para dirigir en Primera. Aunque sueño con eso, claro.

–Usted estuvo en China, en el Mundial de Fútbol femenino de Shanghai y en los Juegos de Beijing. ¿Hay mas mujeres dirigiendo a los varones en otros países?

–En Sudamérica hay en algunos. En Perú, Bolivia... Brasil tenía mujeres dirigiendo en la Primera División. En el fútbol argentino se hace más difícil. Y en Europa, aunque no quiero cometer ningún error, creo que en Suiza hay una mujer que dirigió Primera como juez de línea. Hacen de árbitros asistentes en Primera División y en Alemania está Bibiana, que es muy conocida y dirige en la Segunda División. Sería como la B Nacional alemana.

–¿Cómo la reciben los hinchas en las canchas?

–Siempre me tratan con mucho respeto. En el club Patronato de Paraná, el otro día pusieron una pancarta que decía: “Bienvenida Estela, bienvenida a la ciudad”, porque fui a dirigir un partido ahí.

–¿Es consciente de que el suyo es un caso infrecuente en la Argentina? Sólo antes había dirigido la tucumana Florencia Romano y partidos de la D, o sea de fútbol aficionado.

–El árbitro no tiene que ser protagonista, pero entiendo que soy mujer y por eso estoy en todos los medios.

–¿Tiene algún modelo arbitral con quien se identifique por su forma de dirigir?

–No. Me gusta sacar lo mejor de cada árbitro. Yo trato de encontrar lo bueno de cada uno. Y no le quiero nombrar a uno en especial porque por ahí me olvido de alguno y no quiero cometer una injusticia.

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