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Deportes|Jueves, 12 de noviembre de 2009
Venció al ruso Marat Safin, que dejó el deporte

Del Potro despidió a un grande

Le ganó en tres sets a quien había sido uno de sus ídolos, que luego fue ovacionado por el público y homenajeado por sus rivales. “Marat se va con mucho tenis en sus brazos”, afirmó el tandilense, que ya está en octavos de final.

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El saludo de Safin a Del Potro tras su último partido en París-Bercy.

Juan Martín Del Potro cerró en París-Bercy la carrera del controvertido Marat Mikhailovich Safin, ex número 1 del tenis, que se las ingenió para robarle un set al reciente ganador del US Open. Safin, ocho años mayor que el tandilense, había ganado –curiosamente, a los 20 años– el US Open de 2000 venciendo a Pete Sampras en la final.

Del Potro cerró con un ace al medio de la cancha, el último de los once que señaló durante la hora y 56 minutos de partido su victoria 6-4, 7-5, 6-4, mientras el público parisino ovacionaba a Safin, que había anunciado que éste sería el último certamen de su carrera. El ruso le había quebrado el saque al argentino en el segundo set cuando estaban 5-5 para forzar el tercero, pero Del Potro lo cerró ganando el 77 por ciento de los puntos jugados con su saque.

El propio jugador argentino señaló al ruso como el destinatario de los aplausos y se sentó junto a él, esperando el homenaje que la Federación Francesa de Tenis (FFT) le tenía preparado: un video con frases de muchos de los rivales que enfrentó en sus doce años de carrera.

El serbio Novak Djokovic (que un rato antes había vencido 6-3, 7-5 a Juan Mónaco en una hora y 32 minutos), el francés Gilles Simon, el croata Ivo Karlovic y el español Tommy Robredo, entre otros, acompañaron también en el court a Safin, visiblemente emocionado. Luego se le entregó simbólicamente la llave de Bercy, donde ostenta el record de títulos (2002, 2004 y 2006) y donde ganó la Copa Davis contra Francia, en 2002.

“Guardaré este día en mi memoria junto a todos los recuerdos de mi carrera. Este es un día especial porque cierro un puerta y abro otra. Espero tener en mi futura vida el 10 por ciento del éxito que tuve en el tenis”, declaró Safin antes de abandonar para siempre la cancha entre la calurosa ovación del público.

El ruso de 29 años estuvo muy cerca de despedirse indignamente el lunes ante el número 168 del mundo, el francés Thierry Ascione, pero sacó los últimos resquicios de motivación que le quedaban para sorprender al público con algunas reminiscencias de su época dorada. Ayer, contra Del Potro, metió 15 aces, pero su efectividad con el primer servicio fue menor que la de su rival. “Cuando comencé a jugar torneos, lo conocí y le confesé que era mi ídolo –contó Del Potro–. Le tengo mucho respeto, lo miraba con admiración. Es curioso que no lo enfrenté hasta el último partido de su carrera. Fue hermoso sentir su juego, su carisma en la cancha. Marat se va con mucho tenis en sus brazos.” El próximo rival del argentino en octavos de final será el chileno Fernando González.

Ver a Safin terminar así sorprende, porque desde hace por lo menos cuatro temporadas estaba a años luz del nivel que le llevó a ganar dos torneos de Grand Slam –el US Open en 2000 y el Open de Australia en 2005– y a ser número uno mundial durante nueve semanas entre 2000 y 2001.

En ese largo declive, favorecido por sus muchas lesiones, sólo hubo algunos momentos brillantes como su segunda victoria en Copa Davis en Moscú en 2006, precisamente frente al equipo argentino, o la inesperada semifinal que jugó en Wimbledon en 2008, una superficie que no le gusta nada. Tras su triunfo en Melbourne en 2005, que parecía anunciar una rivalidad en lo más alto con Roger Federer, el moscovita no ganó ni un solo torneo, navegando según los momentos entre los puestos 20 y 100 del ranking ATP. Terminó su trayectoria como 65º jugador mundial.

El ruso fue un tenista de enorme talento, capaz de gestas inolvidables, como su semifinal del Open de Australia 2005 contra Federer, uno de los grandes partidos de la década. Su carrera fue una frustrante sucesión de altibajos, en la que perdió dos finales del Abierto de Australia (2002, 2004) y ganó cinco Masters Series (uno en Canadá, uno en Madrid y tres en París). Su momento cumbre lo alcanzó entre octubre de 2004 y enero de 2005, con ayuda del ex entrenador de Federer, Peter Lundgren, que le llevó a ganar sucesivamente los torneos de Madrid y París, seguidos por el Open de Australia. Pero de nuevo una lesión de rodilla puso fin a su racha y en esa ocasión de forma definitiva.

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