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Deportes|Domingo, 10 de enero de 2010
Arranca en Angola la Copa Africa, con todas las estrellas de los clubes europeos

Cuando el fútbol pobre molesta al poderoso

El continente africano vive su gran fiesta, mientras en Europa rugen de bronca por tener que ceder a sus mejores figuras. Para colmo, se sumó el tema de la seguridad tras el atentado a la selección de Togo. Los jugadores, orgullosos de representar a sus países.

Por Ariel Greco
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Palaquinha, la mascota de la Copa Africa, que arranca hoy con dos partidos.

El torneo de fútbol más pintoresco y más criticado del mundo arrancará esta tarde en Luanda, Angola. En él aparecen estrellas millonarias, con cuentas bancarias repletas de euros, que reivindican su derecho de jugar para sus naciones pobres, aun a cuenta de molestar a sus patrones europeos. Un certamen que, por su momento en el calendario, cada dos años se transforma en un tremendo dolor de cabeza para la mayoría de los entrenadores de los mejores equipos del mundo y que ya tuvo un hecho trágico, luego de que un grupo separatista de Cabinda atacara al micro que trasladaba a la delegación de Togo, matando al jefe de prensa, a un asistente de equipo y al chofer e hiriendo a otras siete personas, entre ellas dos jugadores, lo que motivó el retiro del equipo de la competencia. Pero que a la vez sirve para que verdaderos embajadores de sus países aprovechen la ocasión para mostrar su costado solidario, con campañas para luchar contra enfermedades ligadas a la pobreza o para concientizar a los fanáticos en la defensa del planeta. Con los encuentros entre el local ante Mali y Malawi frente a Argelia, esta tarde dará comienzo la Copa Africa de Naciones, certamen que reúne a las 16 mejores selecciones de aquel continente –entre ellas Nigeria, rival de Argentina en la primera ronda del Mundial– y que está en medio de una enorme polémica en la Europa rica, potenciada con el atentado del viernes que determinó que algunos entrenadores exijan el retorno de sus dirigidos y hasta la suspensión del torneo.

Para comprender la situación basta con un pequeño ejercicio: alcanza con imaginarse la bronca habitual del Barcelona por las citaciones a Lionel Messi a la Selección Argentina, pero multiplicada por decenas. Ese es el panorama en los equipos europeos en este momento. José Mourinho, Carlo Ancelotti, Arsene Wenger y Josep Guardiola, por nombrar a cuatro de los entrenadores top de la actualidad, ya saben de los efectos devastadores de la Copa Africa. En mayor o menor medida, deberán prescindir durante un mes de piezas vitales de sus equipos. En total, más de cien futbolistas “europeos” se encuentran en Angola para defender a sus selecciones en vez de hacerlo para los clubes que les pagan, entre los que se destacan los cameruneses Samuel Eto’o (Inter) y Alex Song (Arsenal), los marfileños Didier Drogba (Chelsea), Emmanuel Eboué (Arsenal) y Yayá Touré (Barcelona) y los malienses Seydou Keita (Barcelona) y Fredrick Kanouté (Sevilla), entre tantos otros.

Y el atentado potenció la ira. “Hay que considerar la anulación de la competición”, sostuvo Harry Redknapp, entrenador de Tottenham. “No podemos quedarnos esperando el próximo tiroteo sin hacer nada”, sostuvo el DT de los Spurs. “Tengo dos jugadores en las selecciones, el gabonés Daniel Cousin y el nigeriano Seyi Olofinjana y quiero que vuelvan con nosotros lo antes posible”, dijo Phil Brown, el entrenador del Hull City. “No podemos correr más riesgos”, aseguró el técnico del equipo que ayer debía enfrentar a Chelsea pero no lo hizo por las nevadas que azotan Inglaterra.

Con 57 futbolistas en todas sus divisiones, Francia es la liga que más sufre la sangría que produce el torneo africano de naciones, aunque hasta la semana que viene está en receso. Luego le sigue la Premier League, que no se para por las fiestas y que cuenta con 27 jugadores africanos en sus distintos equipos. Además de Drogba, estrellas como el ghanés Michael Essien (Chelsea), el togolés Emmanuel Adebayor –ileso en el atentado del viernes– o el marfileño Kolo Touré (ambos de Manchester City) se marcharon antes de fin de año para prepararse y representar a sus selecciones, incluso con la chance de perder su lugar en sus clubes: Touré ya se lamentó por no estar en el City, justo cuando la llegada del nuevo entrenador, el italiano Roberto Mancini, plantea una pequeña revolución.

Claro que el choque de poder con el dinero de la liga inglesa lleva a situaciones que vulneran los reglamentos, siempre en detrimento de los más débiles: el plazo para ceder los futbolistas a sus selecciones vencía el 27 de diciembre, quince días antes del inicio de la competencia. El 28, la Premier tenía una jornada en la que estaba programado el partido Chelsea –con el nigeriano John Obi Mikel, los marfileños Drogba y Salomon Kalou y el ghanés Essien– ante Fulham –del ghanés John Pantsil–. Ante la presión de ambos entrenadores, la Confederación Africana aceptó dejar un día más a los futbolistas. ¿El resultado? Chelsea 2 - Fulham 1, con un gol de Drogba y con Panstil, elegido el mejor jugador ghanés de 2009, lesionado, sin posibilidades de disputar el torneo continental. Essien, apenas recuperado de una molestia en el muslo, recién pudo sumarse en los últimos días a las prácticas con sus compañeros, aunque su presencia todavía está en duda por un problema de visado, que recién se solucionaría mañana, el mismo día que los Black Stars debían debutar ante Togo, antes de que los Gavilanes decidieran retirarse del certamen.

La situación genera tanta controversia que futbolistas de renombre como Eto’o o el senegalés El Hadji Diouf, que no estará en Angola porque su selección no se clasificó, ya han expresado su bronca por la fecha del certamen, aunque siempre respondiendo al llamado de sus colores. Y además, rescatan el valor que tiene el campeonato, como lo resaltó Rabah Saadane, el entrenador de Argelia: “El torneo es una buena oportunidad para muchos jugadores de competir al más alto nivel y por supuesto que será importante como próximo paso hacia el Mundial de Sudáfrica en junio”. Apenas el maliense Mamady Sidibé priorizó a su club, el Stoke City inglés, por sobre su selección. “Necesito jugar con el Stoke, es lo más importante para mí”, señaló el delantero, que el martes marcó su primer gol de la temporada en el triunfo de su equipo 3-2 sobre el Fulham. “La selección es importante pero tienen que entender que el club hizo un buen seguimiento de mi lesión. Primero quiero darlo todo aquí y luego ya pensaré en mi país”, explicó Sidibé.

Con Europa mirando de reojo a sus figuras, con la prensa del mundo pendiente del torneo y con millones de africanos felices de tener a sus ídolos en su tierra, el torneo es una vidriera perfecta para mostrar otra cara además del fútbol. Por eso, varias de las estrellas como Yayá Touré o Kanouté participarán de una campaña para la lucha contra la malaria, que incluso cuenta con la adhesión del Barcelona. Junto con otros jugadores destacados de diferentes países, serán las caras de anuncios televisivos para prevenir la enfermedad que se emitirán durante todo el mes en Africa en diferentes idiomas, para que el mensaje llegue claro a millones de hogares. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la malaria mata a un niño cada 30 segundos en todo el continente.

Durante la semana, con Samuel Eto’o como cara visible, Camerún, Puma –su principal auspiciante– y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) presentaron la campaña “Juega por la Vida”, con el objetivo de promover la conservación de la naturaleza. Para ello, la marca alemana diseñó una indumentaria especial denominada “Unidad de Africa”, que será la camiseta alternativa que usarán Los Leones en el torneo que arranca hoy y durante el Mundial de Sudáfrica. La particularidad que tendrá es que otras once selecciones, entre ellas las mundialistas Ghana, Costa de Marfil y Argelia, usarán la misma vestimenta alternativa cuando necesiten diferenciarse de su adversario. “Apoyar esta ropa ‘Unidad de Africa’ envía un mensaje positivo desde Africa. Estamos unidos como continente para ayudar a la vida y al planeta”, señaló el capitán camerunés durante el acto.

Con el poder económico del mundo de fútbol mirando de reojo y rogando que no se produzcan lesiones graves u otros atentados, Africa vivirá con todas sus estrellas su gran fiesta, esa que tanto molesta a la soberana Europa cada dos años.

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