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Deportes|Viernes, 23 de julio de 2010
OPINION

Que se vayan todos

Por Diego Bonadeo

Con impostado énfasis, mezcla de sabelotodo y correveidile, Ernesto Cherquis Bialo, otrora palafrenero oficioso de Tito Lectoure y por estos tiempos vocero oficial de Julio Grondona, a quien no hace demasiado tiempo acusó casi de todo, menos de vender sanitarios de opalina en mal estado, anunciaba días atrás que no antes del martes (por el 19) ni después del miércoles (por el 20), el presidente de la AFA y Diego Maradona se reunirían para decidir o no la continuidad del actual cuerpo técnico de la Selección Nacional. El otrora palafrenero y actual vocero, siempre desde un imaginario púlpito, afirmó que Maradona le presentaría a Grondona “un informe, un balance”, como si para su idioma plagado de esdrújulas y onomatopeyas “informe” y “balance” no fuesen la misma cosa, por lo menos para estas cuestiones.

Mientras tanto, “después del martes”, o sea el miércoles, Maradona partía hacia Venezuela, vaya uno a saber muy bien a qué, y el mismo miércoles otros “voceros” anunciaban desde sus cercanías (las de Maradona), en este caso el cronista de TyC Sports Martín Arévalo, la continuidad del entrenador. Lo que fue considerado como apresurado desde las cercanías de Grondona, en este caso el dirigente de Quilmes y postulante a presidente de ese club, José Luis Meiszner, quien aprovechó la oportunidad para anunciar que llevará como candidato a vice al actual jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

Pero el contacto para una reunión que sería el lunes, o sea “antes del martes” próximo, pero “después del miércoles” último, fue un tal Granados, hijo del intendente K del municipio de Ezeiza y presidente del club Tristán Suárez, cuyo equipo juvenil fue habitual sparring en las prácticas de la Selección antes del Mundial.

Hace no tanto tiempo, y en referencia al desaguisado institucional en que vivíamos los argentinos, una frase se fue haciendo peligrosamente popular para los poderosos de turno y para los defensores a ultranza de los establecido, aunque lo establecido no se soportara más: “¡Que se vayan todos...!”.

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