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Con una actuación sobresaliente y casi sin puntos oscuros, David Nalbandian se clasificó para la final del ATP 500 de Washington al vencer 6-2, 6-2 al croata Marin Cilic, cuarto preclasificado, que nunca le encontró la vuelta al juego cambiante y agresivo del argentino. El próximo rival del cordobés será el chipriota Marcos Baghdatis, que venció 6-2 y 7-6 (7-4) al belga Xavier Malisse. El encuentro está previsto para las 16 (televisa Fox Sports).
Desde enero de 2009, Nalbandian no arribaba a una final de un torneo de ATP. Aquella vez, como cuarto cabeza de serie, le ganó la definición del torneo de Sydney al finlandés Jarkko Nieminen para obtener su décimo título en el circuito, el cuarto sobre superficie dura, similar a la que se está jugando en la capital estadounidense. Desde entonces, las lesiones lo persiguieron y lo hicieron retroceder muchos puestos en el ranking, hasta el mentiroso 117º con que llegó a la gira americana, pero que ya se transformará en un posición cercana al 70º gracias a su victoria de ayer y que podrá orillar el puesto 45º si hoy derrota a Baghdatis.
Claro que su tarea no será sencilla. El chipriota, que en la actualidad se ubica 25º en el ranking, es un jugador que complica al cordobés con su juego atrevido y con variantes: en el historial lo domina 3-1, con tres triunfos consecutivos, todos sobre superficie rápida, entre ellos el recordado cruce de las semifinales del Abierto de Australia en 2006. Este año ganó el último de sus cuatro títulos, casualmente también en Sydney. Igual, hay que tener en cuenta cómo estará su tobillo, ya que en su triunfo ante Malisse sufrió una torcedura que casi le cuesta un partido que tenía controlado.
Pero más allá de esa circunstancia, Nalbandian llega muy afilado, con una actuación que hizo recordar a la etapa en la que era el número tres del mundo. Con agresividad en la devolución, con dominio a partir de su revés picante y con una gran estrategia de jugarle bajo a un tenista de 1,98 metro, el unquillense se adueñó del partido, a pesar de que no comenzó efectivo con su servicio y sufrió un quiebre en el primer game. Pero como Cilic tampoco lastimaba con el suyo, Nalbandian lo recuperó rápido.
La otra gran virtud del cordobés fue aprovechar los momentos anímicos del juego. En el primer set, cuando sacaba 2-2, levantó un 15-40 y, de inmediato, encaminó el parcial quebrando sobre el saque del croata. En el segundo, cuando servía 4-2, Cilic volvió a contar con dos break points para emparejar el desarrollo, pero otra vez Nalbandian superó el mal trance y quebró en el siguiente juego para quedarse con él y el pasaje a la final, la primera que jugará en suelo estadounidense.
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