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Pasaron veinte años, pero el momento cumbre de su carrera sigue bien grabado en la mente de Gabriela Sabatini. Aquel momento en el que pensó que había ganado el primero de muchos otros Grand Slam. “Pensé que tal vez se abrirían las puertas para otros Grand Slams”, confesó la ex tenista en una entrevista en la que recordó aquel 8 de septiembre de 1990 en Nueva York, el del 6-2, 7-6 (7-4) sobre la alemana Steffi Graf en la final del Abierto de Estados Unidos.
“Niña prodigio” del tenis, Sabatini había tenido a los 14 años en jaque a la mismísima Chris Evert, y desde mediados de los ’80 se consolidó como figura de una época notable del tenis femenino, luchando mano a mano con grandes como Evert, Graf, Martina Navratilova, Monica Seles o Arantxa Sánchez.
El US Open de 1990 fue su mayor éxito en una carrera que incluiría otras dos finales de Grand Slam y dos Masters dentro de 27 títulos en total. Tras aquel éxito en Flushing Meadows sólo volvió a jugar otra final de Grand Slam, la de la derrota ante Graf en Wimbledon 1991. El mundo del tenis esperaba más de ella, algo que la propia Sabatini entiende.
“Tendría que haber tenido un poco más de coraje”, admitió Sabatini durante una entrevista en 2006. “Estuve a nada de poder ganar (Wimbledon). Obviamente que pienso que me hubiera encantado ganarlo y, a veces, me siento mal por no haberlo ganado.”
Pero cuatro años después de aquella entrevista, la argentina de 40 años no duda cuando se le pide que defina su momento actual: “Me siento muy feliz y en paz”.
“El US Open fue un momento muy feliz en mi carrera y también muy esperado”, dice hoy. “Si bien no es algo en lo que pienso actualmente en mi vida, es un recuerdo hermoso que ocupa y ocupará siempre un lugar en mi corazón.”
Sabatini sorprendió en aquel torneo apostando por una táctica ultraofensiva en la semifinal ante la estadounidense Mary Joe Fernández. En la final ante Graf siguió atacando con mucha más decisión y frecuencia de la habitual. Hoy cree que aquello fue clave.
“Después de haber entrenado durante mucho tiempo este juego ofensivo, fue en ese momento donde exploté”, dijo la ex número tres del mundo, que pasó los últimos días disputando exhibiciones en Croacia con Martina Hingis, Iva Majoli y Jennifer Capriati y voló luego a Turquía.
Sabatini tiene una vida totalmente nueva y alejada del tenis una vez que se retiró del deporte que la hizo famosa en todo el mundo. Y en los 20 años que pasaron desde aquel éxito jamás volvió a ver la final ante Graf. “Desde que dejé de jugar no volví a ver mis partidos. Por casualidad, llegué a mirar algunos pasajes de ese partido y el último punto.”
El que define como “el momento más feliz” de su carrera no le nubla la capacidad de análisis. El periodista e historiador del tenis Bud Collins dijo esta semana a dpa que Sabatini “debería haber sido número uno”, teniendo en cuenta el nivel de algunas jugadoras que sí lograron años más tarde esa posición. Sabatini relativiza esa afirmación.
“Siento que jugué en una gran época y con jugadoras que han sacado mi mejor tenis. El nivel era muy competitivo y muy parejo, estoy contenta de haber sido parte de esa época. Son diferentes tiempos, no pienso que una época sea mejor que la otra.”
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