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Deportes|Viernes, 25 de febrero de 2011
OPINION

Se le queman las mollejas

Por Ariel Greco

En el torneo pasado, Boca padeció con la decisión de Borghi de colocarse a plazo fijo tras perder ante All Boys en la tercera fecha. Si bien el técnico siguió algunos partidos más, su poder quedó minado. Con su resolución de ayer, de marginar hasta de la lista de concentrados a Juan Román Riquelme, Julio César Falcioni dio una muestra de firmeza, pero tensó la cuerda hasta una situación sin retorno, algo similar a lo que hizo su antecesor. Más que nunca, el entrenador subió la vara hasta el punto más alto posible. Riquelme, de “emblema” a prescindible en una semana, resulta una apuesta demasiado arriesgada, sobre todo porque no hay argumentos futbolísticos valederos, más que un par de resultados muy discutibles desde el desarrollo de ambos juegos.

De aquí en más, el poder real de Falcioni se mantendrá de manera proporcional a los resultados del equipo, sin el mínimo margen para algún tropiezo. Desde mañana, si Boca no gana con solvencia a los 15 minutos, la Bombonera le caerá encima, en reclamo del ídolo. Y con las declaraciones de Riquelme, tampoco le quedó margen para una salida elegante, dibujada con la necesidad de un acondicionamiento físico o una frase de ese estilo. Si los resultados no lo acompañan y se ve obligado a recurrir de nuevo al enganche, su filosofía y su esquema preferido quedarán en el archivo, lo mismo que su imagen de hombre fuerte y la supuesta “mano dura” que exige el ala macrista de la Comisión Directiva.

Lo curioso es que este cruce, de acuerdo con los antecedentes de los protagonistas, era altamente probable. Por eso, queda claro el desgobierno que vive Boca, con dirigentes que hasta se amenazan a patadas en las reuniones de Comisión: en julio apostaron por Riquelme, incluso lesionado, por un contrato millonario por cuatro años y seis meses después contratan a un entrenador que no lo quiere y que vive aferrado a un esquema ultradefensivo 4-4-2 en el que la estrella del club no entra. Es como si un restaurante de categoría contratara a un parrillero que sólo sabe asar hamburguesas porque las mollejas se le queman.

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