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Deportes|Domingo, 5 de agosto de 2012
PERDIO DE MANERA CATEGORICA ANTE QUILMES EN EL DEBUT

Boca todavía sigue volando

Luego de la gira que terminó siendo una pesadilla, el equipo no encontró el rumbo en el Sur y exhibió su falta de juego y de variantes. Los goles del ganador fueron de Cauteruccio, dos, y Garnier. Silva se fue expulsado en el comienzo.

Por Daniel Guiñazú
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Cauteruccio marcó dos goles en el juego de ayer, mientras Sosa sufre detrás de escena.

La era post-Riquelme arrancó oficialmente en Boca del peor modo posible. El 0-3 de anoche ante Quilmes encendió de golpe todas las luces rojas de alarma. Sin su ídolo máximo y conductor futbolístico, el equipo de Julio César Falcioni nunca tuvo quien le maneje la pelota. Y cuando pudo salir del embrollo que le hicieron en el medio, resultó confuso e impotente. Si a eso se le suma la extrema pesadez de una defensa que dejó expuesto a Rolando Schiavi en toda su lentitud y la sobresaliente actuación de Miguel Caneo como enganche y del uruguayo Martín Cauteruccio en el ataque quilmeño, se tendrá una idea bastante cercana de por qué hubo tres goles de distancia entre un conjunto recién regresado de la B Nacional y otro que, un mes atrás, soñaba con dar tres vueltas olímpicas casi al mismo tiempo.

Ahora, de todas esas ilusiones, una sola, la Copa Argentina, ha quedado en pie. El próximo miércoles, Boca jugará la final en San Juan ante Racing. Y, después de la pobre exposición de anoche, entraron las dudas de que pueda llegar a alcanzarse ese objetivo módico. Porque en ninguno de los 90 minutos de juego, Boca pudo ser más y desarrollar un fútbol poderoso. Empezó mal, siguió mal y terminó mal. A los 12 minutos del primer tiempo, Caruzzo rechazó una pelota contra el cuerpo de Diz que derivó hacia Cauteruccio y el delantero oriental sometió al arquero debutante Ustari con un derechazo fuerte y alto.

Siete minutos más tarde, Sebastián Romero le entró duro a Santiago Silva, éste le respondió con un puntapié en el pecho y el árbitro Néstor Pitana le sacó la tarjeta roja. Si once contra once, Quilmes había sacado diferencias desde su agresividad para presionar en el medio, la calidad de Caneo moviéndose por detrás de Somoza y la velocidad por los costados de Cauteruccio, once contra diez el partido se le tornó a Boca una cuesta arriba irremontable.

Ni Chávez ni Erviti pudieron disimular la ausencia de Riquelme. Entonces, con Viatri bajando a buscar una pelota que no le llegaba jamás, el arco de Trípodi se le transformó a Boca en punto alejado. Falcioni puso a los juveniles Gaona Lugo y Cristian Alvarez por Ledesma y Chávez pero no hubo caso. El equipo no arrancó nunca. Quilmes dejó que Boca se desgastara con su juego sin juego. Y lo remató con los goles de Garnier y Cauteruccio, tras dos brillantes participaciones de Caneo. Y con un andar sólido, intenso y eficiente. Demasiado para este Boca que ya aterrizó. Pero que en cualquier momento puede volar por el aire.

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