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Deportes|Sábado, 20 de octubre de 2012
NARVAEZ ANTE JOHNNY GARCIA

Por los aplausos

Por Daniel Guiñazú
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Superado el trance amargo de la muerte de su padre, que obligó a la postergación del combate por 72 horas, Omar Narváez (52 kg) subirá esta noche al ring del Luna Park para hacer la quinta defensa de su título de los supermoscas de la Organización Mundial de Boxeo y su séptima pelea en el legendario estadio de Corrientes y Bouchard, desde que hace diez años se consagrara campeón de los moscas. Su rival será el mexicano Johnny García (51,5 kg) en una pelea a 12 rounds que TyC Sports transmitirá desde las 22.

Queda claro que a los 37 años y con las manos muy resentidas, el mejor tiempo de Narváez ha pasado. Sobre todo desde que en 2010 resolvió subir de mosca a supermosca. Pero sería irreverente y desacertado referirse a él como un boxeador en el ocaso de su carrera. Su talento sigue vivo, su velocidad de piernas y brazos se mantiene vigente y a todo ello recurrirá hoy para restablecer la cálida corriente afectiva que ha tenido en todo este tiempo con la gente.

La ocasión parece más que propicia. El mexicano García es un rival de ocasión clasificado especialmente para esta pelea por la OMB, a partir de un record sólo correcto (16 triunfos, ocho antes del límite, tres derrotas y un empate) en el que resalta una victoria el año pasado ante el colombiano William Urina, alguna vez retador de Narváez. En lo que va de 2012 combatió apenas una vez, el 11 de agosto pasado, venciendo por decisión en ocho rounds en Guadalajara a su compatriota Manuel Vargas y con ese antecedente tratará hoy de poner en aprietos a Narváez.

El chubutense llega con un registro de 36 éxitos (19 por fuera de combate), una derrota y dos empates y la necesidad de recobrar credibilidad tras aquella caída en el Madison de Nueva York ante el filipino Nonito Donaire por la corona de los gallos de la OMB. Aquella vez, Narváez resignó su invicto con un planteo hiperespeculativo y casi sin sacar las manos y se cerró las puertas del gran negocio de boxeo mundial, acaso para siempre. Hoy deberá hacer bastante más que pelear con cuentagotas si es que quiere ganarse el aplauso del exigente público porteño.

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