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Deportes|Domingo, 14 de abril de 2013
LA OSCURA HISTORIA DE HORACIO CARTES, ASPIRANTE A PRESIDENTE DE PARAGUAY

Un candidato acusado de narco y futbolero

Como Sebastián Piñera en Chile y Mauricio Macri en Argentina, el empresario, ex titular de Libertad y líder del Partido Colorado, utilizó el fútbol como trampolín para sus aspiraciones políticas.

Por Gustavo Veiga
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Horacio Cartes llegó a candidato gracias al fútbol, con graves acusaciones de narcotráfico.

El éxito en el fútbol es una vía rápida para llegar por la punta derecha a la presidencia de la Nación. Sebastián Piñera lo demostró en Chile. Compró Colo Colo pese a ser hincha de la Universidad Católica, salió campeón y ocupó el Palacio de La Moneda. Mauricio Macri después de conducir a Boca durante doce años quizá se anime en 2015 a ir por la Casa Rosada. Horacio Cartes podría ganar las elecciones de Paraguay el 21 de abril luego de festejar varios títulos con el club Libertad. Los tres son empresarios y exponentes de una política con nostalgias de la restauración conservadora. Y el más popular de los deportes les tendió una mano para instalarse como candidatos. Pero el líder del Partido Colorado viene con valor agregado. En su país, sus adversarios lo acusan de vínculos con el narcotráfico y el ex presidente Fernando Lugo, de alentar su destitución en junio del año pasado. Los cables de Wikileaks agregan que desde el Banco Amambay, de su propiedad, lavaba dinero. Pesadas imputaciones que él intenta no responder.

A comienzos de este año, Cartes mostró su costado más humano cuando confesó: “Yo también lloré cuando él se tuvo que ir, pero no pude retenerlo. Guiñazú es más que un jugador, es un tremendo ser humano”. Se refería a Pablo, el volante de la Selección Argentina, ídolo y campeón con Libertad, al que le daba la segunda bienvenida. Días antes, el presidente del club le había entregado el mando a su sucesor, Carlos Guggiari, para volcarse a las internas del Partido Colorado primero y a la campaña presidencial después. Las sensiblerías que producen los ídolos habían quedado atrás.

Cartes, según quién publique su currículum, tiene los peores antecedentes delictivos o una trayectoria virtuosa donde se destaca su versatilidad para los negocios. Las acusaciones de narco no han sido probadas, más allá de que un diario le dedicó una tapa al tema el 5 de julio de 2003. La Nación, de Paraguay, tituló: “Hallan 16.800 kilos de droga en tierras de Horacio Cartes”. El político colorado sostiene que esas informaciones formaron parte de una campaña del dueño del diario, Osvaldo Domínguez Dibb, ex presidente del club Olimpia, “por diferendos comerciales y rivalidades deportivas”. Una explicación tan curiosa como futbolística.

Las historias sobre el candidato describen vuelos de avionetas cargadas con cocaína y marihuana en el Departamento Pedro Juan Caballero, limítrofe con Brasil. En ese territorio fértil para los narcos, un tío del político, Juan Domingo Viveros Cartes, fue detenido varias veces por pilotear naves que llevaban drogas. La última sucedió en julio del 2012 en el aeropuerto de Coronel Oviedo. La primera había sido en la década del ’80. Luego comenzó a trabajar para sus captores como infiltrado y quedó conchabado en la DEA. La portación de apellido le juega en contra al sobrino.

En su juventud, el candidato a presidente vivió en Pedro Juan Caballero (“el próximo México” ya dicen ahí), donde conoció a Fahd Jamil, un pesado de la Triple Frontera. En esa relación que se extendió a ciertos negocios, los detractores de Cartes se basan para atacarlo. “Me gustaría mucho poder darle mis felicitaciones por su candidatura”, le dijo Jamil al diario ABC el 3 de abril, luego de que reapareciera tras permanecer clandestino siete años. Un juez brasileño lo buscó y condenó en ausencia a 30 años de prisión por tráfico de drogas, evasión fiscal y lavado de dinero. Pero el supremo Tribunal de Justicia de Brasil hizo caer las causas que pesaban en su contra. Hoy, el amigo del probable futuro presidente volvió a Paraguay y quiere saludarlo. Comenta que no lo ve hace diez años.

En el prontuario que le atribuyen al candidato se agregan estas incómodas amistades. Pero hay más: Cartes está sospechado de lavar dinero a través del Banco Amambay, del que es dueño. Lo dicen los cables de Wikileaks en el marco del operativo Corazón de Piedra, destinado a investigar las mafias de la triple frontera. El candidato ha mostrado documentación que menciona cómo fue sobreseído en todas las instancias, la última de ellas por la Corte Suprema, el 14 de agosto de 2000.

El contrabando es otro delito que le imputan. En un documento de la Comisión Parlamentaria de Investigación de Brasil (CPI) figura la empresa Tabesa (Tabacalera del Este SA) como una de las que introducían de modo ilegal cigarrillos paraguayos hacia aquel país. En la página 106 del libro CPI da Piratería se lee: “Sus propietarios son de la familia paraguaya Cartes, de la que se destacan Horacio y Sarah (la hermana menor)”.

En la página web del holding lo describen al candidato como un prodigio angelical del comercio: “El empresario tenía tan solo seis años cuando su padre, Ramón Telmo Cartes Lind, obtuvo la autorización para la representación de Cessna para el Paraguay. En ese ambiente y en los primeros años de la secundaria, desarrolló un talento especial para la venta de repuestos y aviones”. En el grupo Cartes hay de todo: la más vieja de las sociedades se fundó en 1961 y se llama Aerocentro SA; la más nueva es la Fundación Ñande Paraguay (2012). En el medio se crearon Ganadera Sofía SA, Tabacos del Paraguay SA, Bebidas del Paraguay SA, Paraguay Soccer SA, Transporte Multimodal del Paraguay SA y Bebidas USA Inc., por citar algunas de las veinticuatro compañías donde trabajan 3500 empleados.

La trayectoria empresarial del candidato es mucho más nutrida que sus años de militancia política. En 2009 recién se afilió al Partido Colorado y en 2010 fundó el Movimiento Honor Colorado. El 9 de diciembre de 2012 ganó las internas presidenciales, en las que derrotó por más de 200 mil votos a Javier Zacarías Irún. En Pedro Juan Caballero arrasó en la votación. Robert Acevedo, un senador liberal, denunció en marzo que los narcos de esa ciudad “antes ponían plata, se limitaban a eso, pero ahora son autoridades, concejales municipales, departamentales, ahora son candidatos a diputados”. En 2010 salvó su vida de milagro en un atentado, pero no su chofer y un custodio. Le dispararon 60 tiros a su camioneta.

Cartes comenzó en el fútbol en 2001. No es tanto tiempo como su vida en los negocios, pero sí más que los años de su breve carrera política. Su empresa Paraguay Soccer SA –dice www.grupocartes.com.py– “gestiona el Club Libertad del fútbol paraguayo de Primera División y participante de la Copa Libertadores de América desde 2002 hasta 2010. Cuenta con 21 funcionarios”. El equipo también juega la edición de este año: definirá con Tigre la clasificación a octavos de final el próximo jueves. Con un empate pasará de ronda en el estadio Nicolás Leoz, un tributo al presidente de la Confederación Sudamericana, quien gobernó el club entre 1968-1977.

Con Libertad, Cartes ganó siete campeonatos locales, construyó la cancha para 10 mil personas y una residencia para los juveniles que “se trata de la primera y única del país, cuenta con 10 dormitorios, salas de estudios, estar, duchas internas y externas, quincho, parrilla y sala de computación”, como se lee en su CV oficial.

De desmentir las sospechas que pesan sobre él como jefe de una especie de cartel se encarga su oficina de prensa. “Jamás ha sido procesado por narcotráfico, lavado de dinero o ningún otro delito conexo en Paraguay ni en ningún otro país del mundo”, asegura la página de su movimiento, Honor Colorado. En el vale todo en que se transformó la campaña electoral paraguaya, Cartes acusó a los hijos del actual presidente, Federico Franco, de coimeros. Este le retrucó que se había “pasado de copas” y Efraín Alegre, el candidato del Partido Liberal Radical Auténtico (el mismo de Franco) y su principal adversario en las elecciones de la semana próxima, fue más allá: “Horacio ya está llorando la derrota; encima que es narco, es llorón”.

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