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Deportes|Miércoles, 14 de agosto de 2013
El papa Francisco recibió en el Vaticano a las selecciones de Argentina e Italia

“¡A ver si convierten algún gol como Pontoni!”

Un día antes del amistoso en su honor, al que no concurrirá, el pontífice recordó sus tiempos jóvenes, cuando seguía la campaña del San Lorenzo campeón de 1946, y dejó un mensaje sobre la necesidad de despegar del negocio al deporte.

Por Elena Llorente
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El papa Francisco entre Gianluigi Buffon, el capitán italiano, y Lionel Messi, el líder de la Selección.

Desde Roma

Las selecciones nacionales de Argentina y de Italia juegan hoy en Roma un partido amistoso que podría quedar en los anales de la historia deportiva por los propósitos que lo han precedido y por el encuentro que mantuvieron ayer los cerca de 200 integrantes de las dos delegaciones con el papa Francisco, en la Sala Clementina del Vaticano, encabezadas por los dos capitanes, Lionel Messi y Gianluigi Buffon.

La sala Clementina, normalmente reservada por el Vaticano para actividades de carácter diplomático, estaba atestada de futbolistas elegantemente vestidos, con traje y corbata, casi irreconocibles a no ser por los osados cortes punk de cabello de algunos de ellos, acompañados de sus técnicos, Alejandro Sabella y el italiano Cesare Prandelli, además de Julio Grondona, presidente de la AFA, y Giancarlo Abete, titular de la Federazione Italiana Giuoco Calcio (FIGC). Uno por uno saludaron al Papa y hubo foto final además de mucha emoción porque el pontífice les habló casi de igual a igual, como uno que conoce realmente el tema.

“Verdaderamente será un poco difícil para mí ser hincha de uno u otro equipo mañana. Por suerte se trata sólo de un partido amistoso... Y espero que realmente lo sea”, dijo el Papa dirigiéndose a los jugadores. “Ustedes, queridos jugadores, son muy populares. La gente los sigue mucho, no sólo cuando están en la cancha, sino también afuera. ¡Esta es una gran responsabilidad social! En la cancha se encuentran la belleza, la gratuidad y el compañerismo. Si a un partido le falta esto, pierde fuerza, aun cuando se gane. No hay lugar para el individualismo”, agregó el pontífice, en cuyo mensaje se extendió sobre la necesidad de no hacer del fútbol sólo un negocio. El deporte, según él, debe conservar siempre un corazón “amateur”. “Un deportista, aun siendo profesional, cuando cultiva la dimensión de amateur, hace bien a la sociedad, construye el bien común”, dijo.

Francisco, que habló en italiano y en castellano, es conocido ya en todo el mundo como un amante del fútbol, hincha de San Lorenzo de Almagro. Antes de ser campeones, dijo, “los jugadores son hombres, personas con cualidades y defectos, con corazón, ideas, aspiraciones y problemas”. Por lo cual, aunque ahora sean “personajes, sigan siendo hombres, en el deporte y en la vida. Hombres portadores de humanidad”. Aunque no se den cuenta, para “tantas personas que los miran con admiración –insistió– son un modelo, para bien o para mal. Sean por tanto conscientes de esto y den ejemplo de lealtad, respeto y altruismo”.

El Papa también tuvo algunas palabras para los dirigentes. “El deporte es importante –les dijo–, ¡pero debe ser verdadero deporte! El fútbol, como algunas otras disciplinas, se ha transformado en un gran negocio. Trabajen para que no pierda el carácter deportivo.” Si se promueve la actitud del amateur, se elimina definitivamente el “peligro de la discriminación”, el estadio “se enriquece humanamente, desaparece la violencia y vuelven a verse las familias en las gradas”. Y añadió: “Recuerdo que de chicos íbamos en familia al Gasómetro... Volvíamos felices a casa, sobre todo en la campaña del ’46. ¡A ver si hacen algún gol como Pontoni!” El Papa terminó el encuentro pidiéndoles a todos los jugadores que rezaran por él para que “yo también, en la ‘cancha’ donde Dios me ha puesto, pueda jugar un partido honesto y con coraje, para el bien de todos”.

La audiencia había comenzado con el saludo de Abete y de Grondona. “Santo Padre, le pedimos que bendiga al fútbol argentino para que los estadios vuelvan a ser como eran cuando usted despertaba a sus primeras emociones de hincha”, le dijo el dirigente argentino.

Luego del encuentro con el Papa –al que el capitán italiano regaló una pelota firmada por toda la Selección y Messi un arbolito de olivo, que como símbolo de paz será plantado hoy en el Estadio Olímpico de Roma pero luego será llevado al Vaticano–, Messi y Buffon convocaron a la prensa en la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano para patrocinar una iniciativa de solidaridad internacional a favor de una hermandad de escuelas. Un proyecto que se basa en experiencias similares que se hicieron cuando Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires.

“Para nosotros es un día muy especial. Estoy orgulloso de estar acá y de haber conocido al Papa. El hecho de que es un papa argentino, para nosotros lo hace más cercano”, dijo Messi. “Estamos orgullosos y felices también de ser parte de las redes de escuelas, un proyecto positivo, y cuanta más gente se comprometa, mejor para todos. Ojalá sea una ayuda para mejorar este mundo. Es difícil ahora, por la crisis, pero éste es un buen comienzo para mejorar todo eso”, añadió.

“Ha sido una jornada particular –dijo por su parte Buffon–, que quedará impresa en nuestra mente y en nuestro corazón. Porque tenemos la suerte de, tener un papa especial. Creo que finalmente se pueden traducir en hechos concretos las muchas palabras que nos proponemos y nunca cumplimos. Creo que con un papa así, que nos indica el camino justo, que nos entibia el corazón y nos llena el alma, será más fácil ser mejores y hacer cosas que nos hagan orgullosos.” Y sobre el Papa además comentó en broma y entre sonrisas: “Estoy contento, además, porque por fin he encontrado una persona que consigue más éxitos que Messi”.

Pese a que los dos son capitanes, nunca tuvieron la oportunidad de enfrentarse en un partido. “Debo ser el único arquero que nunca sufrió los goles de Lio. Es que nunca jugamos uno contra el otro –contó–. La única vez en que hubiéramos podido hacerlo fue un amistoso entre Barcelona y Juventus. Pero ese día yo estaba accidentado.” “Y sonrío –agregó– porque me acuerdo de lo que (Mauro) Camoranesi me contó cuando Lio tenía que jugar el primer partido en el Barcelona y tenía, creo, 17 años. Camoranesi, como argentino, se le acercó y le dijo: ‘No estés nervioso, jugá tranquilo, como si estuvieras con tus amigos’. Y luego del primer tiempo me vino a decir que estaba encantado y se reía de los consejos que le había dado a semejante muchacho”.

–Buffon, ¿la de mañana puede ser una hipotética final en Brasil 2014? –preguntó Página/12.

–Los dos equipos tienen derecho de soñar. Italia y Argentina han marcado la historia del fútbol a nivel mundial. El último partido que jugaron fue en el Mundial del ‘90, hace 24 años, tal vez Brasil sea la ocasión justa para poder enfrentarnos. Una selección que tiene la fortuna de tener un jugador como Lio, pienso que tiene todas los papeles en regla y todo el derecho de soñar que gana el mundial.

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