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Deportes|Domingo, 29 de septiembre de 2013
INDEPENDIENTE EMPATO 2-2 CON TALLERES EN UN PARTIDO VIBRANTE

Para mirar el vaso medio lleno

El equipo de De Felippe la pasó mal, pero al mismo tiempo estuvo cerca de ganar en Córdoba. Fredrich adelantó a los locales, pero el Rojo lo dio vuelta con dos golazos de Montenegro. A quince minutos del final, Sánchez Sotelo marcó el empate definitivo.

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Pisano intenta llevarse la pelota, a pesar de que Bazzi lo traba abajo.

Independiente volvió de Córdoba con un punto, en un partido que pudo ganar porque estaba en ventaja hasta el último cuarto de hora, pero que tranquilamente pudo perder porque Talleres lo dominó en buena parte del desarrollo. Por eso, el 2-2 final dejó al equipo de Avellaneda con un gusto ambiguo, ya que dilapidó la chance de quedar en zona de ascenso, aunque rescató una unidad en un encuentro que fue superado.

El primer tiempo marcó una notoria superioridad de Talleres. El conjunto cordobés aprovechó su primera ocasión para colocarse en ventaja y, a partir de allí, manejó el desarrollo a voluntad y generó varias chances para aumentar la diferencia. El gol llegó con una jugada polémica, ya que Elvio Fredrich ejecutó un tiro libre desde la derecha que se fue cerrando y se metió junto al segundo palo de Diego Rodríguez. Si bien ningún delantero de Talleres tocó el balón, había cuatro jugadores en la zona donde cayó el envío que estaban adelantados cuando Fredrich remató.

Lo que no fue polémico fue el dominio de Talleres. El equipo de Sialle, con intensidad y la potencia de Sánchez Sotelo y Klusener en el ataque, se fue llevando por delante a Independiente, que no encontraba la manera de frenar la superioridad de su rival. El 1-0 parcial era justo. Incluso, no hubiese estado mal otro tanto local. Pero cuando se iba la primera mitad, Montenegro recibió la pelota a 30 metros del arco, se acomodó y sacó un tremendo derechazo que se metió junto al palo derecho de Santillo, que no pudo hacer nada para evitar el gol.

Sin merecerlo, Independiente arribó el empate. Pero no sólo eso. En el arranque del segundo tiempo, a la salida de un córner, otra vez apareció Montenegro para clavar un derechazo que lo ponía arriba en el marcador. Talleres había acumulado méritos, pero se encontraba en desventaja. Por eso sintió el impacto anímico y ya no fue el equipo agresivo de la primera mitad. En cambio, con la tranquilidad en el resultado, el conjunto de De Felippe mejoró su imagen y emparejó el desarrollo.

Claro que en un partido tan cambiante faltaba un golpe de efecto, y lo dio Talleres. Klusener capturó un rebote y asistió a Sánchez Sotelo, que definió junto a un palo cuando parecía que el Rojo se llevaba el triunfo de Córdoba. Por lo que se vio, el empate no estuvo mal.

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