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El lugar en la Copa del Mundo ya estaba asegurado, y el principal desafío del seleccionado argentino era exhibir el carácter necesario para afrontar un compromiso sin sus principales figuras. Pero la deuda no fue saldada en su totalidad por el equipo, debido a que cumplió en un aspecto del juego, pero no dio tranquilidad en otro.
El poder de ataque que posee este plantel se mantiene inalterable, y a pesar de que no estaban ni Lionel Messi ni Gonzalo Higuaín, los otros tres delanteros que jugaron ayer dejaron en claro que están en condiciones de ocupar sus plazas. Agüero es temible cuando encara con la pelota dominada, Lavezzi aporta su cuota goleadora cuando se lo necesita y Palacio rompe cualquier cerco defensivo con sus gambetas y sus habilitaciones.
Argentina contó con los tres en su plenitud para revertir el resultado ante los peruanos, y en una ráfaga obtuvo otro triunfo para quedar en lo más alto de las Eliminatorias. Lavezzi se destacó con dos goles, el primero empujando la pelota debajo del arco luego de un rebote y el segundo tocando por el centro luego de un envío de Palacio desde la derecha. El propio Palacio fue el encargado de marcar el tercer gol, después de anticiparse a su marcador, al recibir la pelota luego de una llegada profunda de Rojo por la franja izquierda.
Di María fue otro que aportó de mitad de cancha hacia adelante, convirtiéndose en enlace y mostrándose activo tanto por la izquierda como por el otro lado. Al hombre del Real Madrid le faltó Gago en esa zona, con quien suele construir los circuitos ofensivos. Pero como Banega volvió a mostrar su buen manejo de pelota y como los peruanos no inquietaron en esa parte de la cancha, los inconvenientes no aparecieron en ese aspecto.
Todo lo contrario ocurrió en la última línea de Argentina. Los marcadores centrales y el arquero nuevamente no transmitieron la seguridad que se les viene reclamando, y los desacoples y la falta de coordinación provocaron que Perú, un rival con muchas limitaciones y escasos recursos para desequilibrar, no sólo convirtiera un gol a través de Pizarro, sino que tuviera opciones para aumentar esa cantidad. En la definición, el delantero tocó con clase por arriba de Romero, quien dudó entre quedarse o salir a anticiparlo.
La incertidumbre radica en la falta de tranquilidad que transmiten los defensores, ya que cada vez que los encaran con decisión suelen tener problemas para ganar la posición. Fernández ha jugado poco en la actual temporada en su club y Romero es suplente en su nuevo equipo, el Mónaco. Más allá de que Argentina tenga mucha contundencia adelante, con estos desajustes en el fondo no termina de consolidarse como equipo. Y eso, ante las grandes potencias mundiales, puede ser determinante nada menos que en un mundial.
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