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Desde Villa Carlos Paz
Sucedió hace algunos años, cuando el Mundial de Rally recorría el tradicional camino del Valle de Traslasierra y un grupo de ex pilotos argentinos más algún agregado ilustre se habían dado cita en el paso de Giulio Cesare para admirar (o criticar) desprejuiciadamente el rendimiento de los pilotos extranjeros, en especial el de Sebastian Loeb, durante mucho tiempo el auténtico dominador del rally que organiza el Automóvil Club Argentino (ACA). Después de que los astros dejaran su huella, los amateurs pasaron pegándoles a las piedras en ese paisaje lunar, cuando el advenedizo lanzó el comentario. “Estos son muy malos, cuando me dedique al rally les tengo que ganar...”. Algunos no lo tomaron en serio, otros lo desafiaron. “Cuando me retire del tenis, me voy a dedicar al rally”, prometió entonces. Y en este 34º Rally de la Argentina, David Nalbandian se acordó antes que nadie de aquella promesa de Giulio Cesare.
“Pasé muchos años viéndolo de afuera, de adentro es mucho más duro”, admite el cordobés, lejos del glamour de un Grand Slam o de un Masters, pero con el mismo entusiasmo con el volante que con una raqueta. “Yo vengo a aprender, esto es cuestión de tiempo y yo sé que si sumo kilómetros, de a poco voy a ir mejorando”, se esperanzó el ex número tres del ranking mundial. Nalbandian corrió con un Chevrolet Agile del Tango Rally Team, el equipo de Río Ceballos, muy cerca de Unquillo, cuya propiedad compartía con Marcos Ligato; el tercer piloto en este prueba fue Claudio “Piojo” López, el ex delantero de Racing y de la Selección Argentina en los mundiales de 1998 y 2002. Los tres corrían la prueba paralela por el campeonato argentino, que terminó ayer: Nalbandian llegó 15º entre 23 participantes.
“Hay que seguir aprendiendo, tranquilos...”, filosofaba el ex campeón del Masters cuando el viernes acababa la primera etapa con el auto golpeado. Ayer vivió una lección fenomenal: metros antes de pasar el último control, en el ingreso final al parque cerrado, se salió la rueda trasera derecha. Nalbandian y su navegante, Daniel Stillo, tardaron 40 minutos en reparar el portamazas y volver a poner el coche sobre cuatro ruedas para ser oficialmente clasificados. Tuvieron que hacerlo solitos mientras los alentaba un grupito de fanáticos: está prohibida la ayuda externa; por recibirla, el ganador de la prueba, Miguel Baldoni, fue desclasificado por refrigerar el radiador con agua que le acercaron... “Me echaron por dos vasos de agua”, se lamentaba el puntano.
Organizar este Rally de la Argentina cuesta cerca de 400 mil euros, según confió Carlos García Remohí, de la CD del ACA. El Ministerio de Turismo de la Nación aportó tres millones de pesos para cubrir algunas lagunas presupuestarias. Demasiado esfuerzo para que la prueba tengo un eco cada vez más declinante entre los fanáticos, que no se enganchan con la era post-Sebastian Loeb, lejos de las multitudes que tapizaban de entusiasmo la sierra diez o veinte años atrás.
En la ruta sigue dominando Volkswagen. El finlandés Jari-Matti Latvala supera ahora al campeón mundial Sebastian Ogier por 31s8, y el tercer Polo, de Andreas Mikkelsen, ya está cuarto, aunque dos minutos por detrás del tercero, el Citroën DS3 WRC de Kris Meeke, que marcha a 3m47s de Latvala.
El rally termina hoy con los clásicos especiales de Mina Clavero y El Cóndor, el último, a las 13.05, televisado en directo por Fox Sports. El polaco Kubica, ex F-1, puede completar hoy su primer rally del año sin darse la piña...
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