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Deportes|Sábado, 14 de junio de 2014
LA PATRIA TRANSPIRADA (24 PULGADAS, EN REPOSO)

La venganza del Colorado

Por Juan Sasturain

Qué lindo es el fútbol. Otro partido bárbaro. Literalmente, en todos los sentidos de la palabra: salvaje, espectacular, emotivo. Después de ver a esforzados mexicanos y cameruneses pasados por agua mostrar poco –sobre todo los africanos, a los que siempre uno espera/desea que les vaya bien– era hora de ilusionarse con un montón de buenos jugadores repartidos entre los dos equipos y, además, con el condimento de una pica previa y prometedora: sed de venganza naranja. Y así resultó, aunque al principio no parecía: imprecisiones gaitas y patadas y pelotazos holandeses se llevaron medio primer tiempo. Nada hacía prever que... Pero antes, pausa aclaratoria.

En general, nos gusta España. Esta generación puntual, la de Iniesta, Cesc, David Silva y el Xavi del Barça y el Xabi del Madrid, los que juegan en el medio/tres cuartos como nadie en el mundo. Y nos cae muy bien Del Bosque, un caballerazo, el gordo que sabía jugar. Pero en general, también nos gustan los holandeses en un arco temporal más amplio: del flaco Cruyff a la pantera Kluivert, de Van Basten-Gullit al petiso Davids y a Bergkamp, nuestro verdugo favorito. Pero no nos cae bien Van Gaal, al que no me lo imagino jugando al fútbol. Prejuicios, reconozco: es el que lo quería a Román contra la raya, en el Barça...

El partido se peleó de salida en el medio. España tocaba y los morochos de De Jong & Co. repartían sin asco (18 a 5, en el cómputo final de fouls) para interrumpir, ya que pocas veces podían responder de contra. Porque el toque se impuso –vía Iniesta y Silva– y así vino el gol de penal (muy poco de Diego Costa, menos del Niño después) y pudo llegar el segundo que perdió Silva al picarla tras gran pase del Cerebro. Y ahí fue, de contra, el giro del partido: la tercera pelota en profundidad con el fondo español en línea (habían zafado por un pelo dos veces) no “le cayó” a Van Persie: la fue a buscar Van Persie, con la palomita del Mundial. Qué bárbaro, qué goleador.

Cuando empezaron de nuevo, algo había cambiado: el eje se trasladó, porque los pesados naranjas pisaron fuerte en el medio y Holanda ya ganó –por escándalo– en la zona de definición. Y eso sin transición fluida: no anduvo el bueno de Sneijder. Había que dársela larga a Robben –dos goles imposibles, de crack– y esperar que España se cayera. Y se cayó, de la (mala) mano del pobre Iker, y de la fe de Van Persie.

Celebró largo el Colorado Van Gaal. Esta vez la hizo –pero sobre todo le salió– muy bien. Con infinita determinación (huevos) y dos definidores monstruosos. Lo que España –que tuvo otras virtudes– esta vez no tuvo: sin hacer leña de Del Bosque, claro.

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