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Deportes|Martes, 24 de junio de 2014
La patria transpirada

Segundas partes, mejores

(24 pulgadas, en reposo)

Por Juan Sasturain

De los cuatro partidos de ayer que definían –en dos de las zonas– los que pasaban a octavos y en qué orden, había dos muy interesantes (por el resultado, sobre todo) y dos que lo eran mucho menos. Y así fue nomás. España le ganó bien a Australia, sin que los estadísticos goles de Villa le conmovieran el bigote a Del Bosque. Y Brasil terminó haciéndole cuatro a Camerún tras dudar/sudar grueso un rato. Pero está Neymar, que sabe y simplifica como si no le costara. Esos eran los dos previsibles, y lo fueron. De Holanda-Chile y Croacia-México, los partidos de los que más (emoción y tensión en juego) se esperaba, hubo que esperar cuarenta y cinco para disfrutar algo. Lástima.

El primer tiempo de Holanda fue tan alevosamente “táctico” que odiamos a Van Gaal: echó el equipo bien bien atrás, como contra España, y preparó la pista para Robben (sin Van Persie esta vez) mientras raspaba a los chilenos en el medio y la tiraba a cualquier parte (sic) desde el fondo. Snajder –como toda la Copa, hasta ahora– la veía pasar sobre su pelada cabecita: no hubo una sola buena contra naranja en los 45. Un opio especulativo. Los de Sampaoli, que tenían que ganar para ser primeros, iban. Pero tranqui, sin Valdivia (en el banco) y con el mejor Alexis posible. Con lo que tiene, muy bien Chile. Demasiado quejosos con el árbitro gambiano, tal vez. El resultado, cero por todos lados, mal jugado y aburrido.

En el segundo, todo igual, hasta que se fueron aflojando. La roja arriesgó un poquito más y ahora sí hubo espacios. Un par de veces el pelado supersónico avisó, hasta que el gol llegó limpito por arriba primero y de contra después: muy bien –otra vez– Memphis, desde el banco. Y otra vez le salió bien al Colorado. Veremos hasta cuándo. Lo de Medel & Co., una maravilla. Con Brasil puede ser muy lindo partido.

También México y Croacia se tomaron un tiempo. Largo round de estudio. Los de a cuadritos tenían que ir pero iban poco. Eran Modric-Rakitic en el medio, Corluka –el clon del Ratón Ayala– en el fondo y poco más, esta vez. México, muy atento y armado, con un Herrera jugadorazo, que si emboca la que dio en el ángulo, el partido se hubiera abierto antes. Pero hubo que esperar. Y si cambió fue por México. Los verdes se destaparon a fuerza de convicción y buen juego: ante la duda, cuando podían tentarse con la especulación de conservar el cero, llegó el gol de Rafa Márquez. Y en seguida Guardado –gran segundo tiempo–, con Chicharito en la cancha, hizo la diferencia. Los últimos veinte fueron como podría haber sido si se hubieran animado antes: otro de México y descuento croata (un golazo), ya con todos más sueltos. En síntesis: un México consolidado que será hueso duro para los holandeses. Moraleja, el fútbol no deja. Pero si empiezan a jugar antes, muchachos, mejor para todos.

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