El lombrosiano Jorge Vanossi
Cuando ante algunas trifulcas menores (aunque también hubo de las otras, inclusive trágicas) desde “La edición oral deportiva” José María Muñoz responsabilizaba hace veinte o treinta años a algún “grupito de inadaptados” por los desmanes, como para no rozar a algún factor de poder –gobierno de facto o no, policía, dirigencia deportiva, patota sindical vinculada al fútbol, etc.– en un país que ya por entonces, y no necesariamente por el fútbol, comenzaba a descomponerse; en ese entonces, digo, el Gordo Muñoz difícilmente habría podido imaginar qué alquimia discursiva pergeñar a principio del tercer milenio para sostener su verborrágico equilibrio como vasallo del poder y al mismo tiempo vasallo de la demagogia.
Sin embargo, hoy todavía, los gatopardistas de turno siguen con la cantinela del “minúsculo grupito de inadaptados”, lo que lleva a la discusión de “cuántos son” y no de “quiénes son” y como consecuencia de “qué hay que hacer”.
En un alucinado rapto de leguleyismo, el ministro de Justicia y ex diputado delarruista Jorge Vanossi, en vez de instar a que sea aplicada la ley que lleva el nombre de su ex referente y que, respecto de los espectáculos deportivos, pese a ser de su autoría tiene no pocos aciertos (claro que fue redactada en tiempo anteriores al diagnóstico que se le escapó a Héctor Lombardo, respecto de los porqué de chequeos y actitudes del ex presidente...) decidió, Vanossi digo, dejar de lado academicismos y bibliotecas para hacer las delicias de quienes entre los positivistas del derecho adscriben a las teorías de Lombroso, imaginando la figura delictiva de “homicidio por odio deportivo” que estaría penado con cadena perpetua.
Es sabido que el homicidio simple –atenuantes o agravantes, aparte– está penado en el Código Penal con una pena que va de los ocho a los veinticinco años. Y “prima facie” no es fácil determinar si el “odio deportivo” es un atenuante o un agravante. Entre otras cosas porque no se sabe qué es. Y difícilmente se encuentre legislación, jurisprudencia o derecho a comparar al respecto.
Aparentemente la única explicación es llegar con el fútbol al fin de semana, entre otras cosas porque juegan Boca y River. Es probable que en pocos días más la figura del “homicidio por odio deportivo” pase a formar parte de uno más de los intentos por hacer como que se endereza lo que está torcido.