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Deportes|Viernes, 3 de octubre de 2003
“PELLEGRINI ES INAMOVIBLE”, ASEGURAN EN EL CLUB

En River reparten las culpas

Después de la derrota ante Arsenal, hubo largas conversaciones entre el técnico y el plantel. El delicado momento parece no tener un único responsable.

Por Adrián De Benedictis
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“Pellegrini es inamovible, al menos hasta junio”, lo defendió el vice de River, Julio Macchi.
La incertidumbre en la que se encuentra sumergido River no parece tener un solo responsable. Ahora que el equipo atraviesa su peor momento, los dedos acusadores apuntan hacia el director técnico Manuel Pellegrini, pero por lo que se ve en cada presentación, los futbolistas poseen un alto porcentaje de culpabilidad. Este presente, que lo ubica a River a diez puntos del líder Boca (que tiene un partido menos) en el torneo Apertura, y en donde sólo tiene a la Copa Sudamericana como premio consuelo hasta el 2004, se refleja con más profundidad ahora, aunque el descalabro arrancó al comienzo de la temporada. La única victoria ante Chicago en este certamen apenas fue la luz de alarma para lo que se venía. “Pellegrini es inamovible hasta junio del año que viene”, aseguró ayer el vice de River, Julio Macchi. Pero el presidente José María Aguilar no habló.
A partir de cuestiones futbolísticas, el desconcierto continúa expandiéndose hacia afuera. En primer lugar, existen aspectos tácticos que no estarían del todo claros. En la zona defensiva, la nueva dupla central integrada por Ameli y Tuzzio no encontró nunca el entendimiento que deberían tener dos hombres clave en ese sector. Pero uno de los mayores déficit que tienen los ex hombres de San Lorenzo radica en los envíos aéreos: los jugadores rivales ganan con suma facilidad en el área de River. Uno que podría resolver ese punto es el ex Newell’s Fernando Crosa, pero perdió el puesto luego de sufrir la expulsión ante Estudiantes.
Además, el bajo rendimiento que exhiben los marcadores laterales, Vivas y Virviescas, preocupa demasiado. El ex Boca aún no logró el nivel regular que mantenía en Europa y el colombiano no mostró nada de lo que hizo en el América de su país.
El puesto de arquero sigue sin resolución. Comizzo y Buljubasich no pudieron afirmarse y ahora Costanzo terminó siendo uno de los principales reprobados por el chileno, a pesar que desde que llegó a River defendió siempre al juvenil. Su ausencia ante Arsenal no resulta del todo conveniente, teniendo en cuenta que Costanzo esperaba precisamente un gesto del entrenador. Pero sus dudas en jugadas sencillas y sus salidas desesperadas a cortar centros lo condenaron a un lugar entre los suplentes. Lux tendrá un compromiso de riesgo en medio de una situación confusa.
En el medio, el capitán Coudet ya no posee su incansable despliegue por la franja derecha y todo indicaría que sus problemas físicos le juegan en contra. Ayer, Pellegrini habló en privado con él, luego de arengar al plantel durante tres cuartos de hora. El resto tampoco pudo consolidarse. Montenegro no se convirtió en el conductor y llegó a ocupar un lugar como delantero más retrasado. El resto, Luis González, Ludueña y Gallardo, recién se estaba entendiendo cuando las lesiones los marginaron y en esa lista también están Pereyra y Claudio Husain. La falta de un generador de juego claro hizo notar mucho la ausencia de Andrés D’Alessandro, vendido al fútbol alemán.
Eso provoca que el goleador Cavenaghi no tenga muchas opciones para convertir y que sólo haya marcado dos tantos en el actual certamen. Para colmo, Marcelo Salas todavía está tratando de recuperar el rendimiento que tuvo en su paso anterior por el club, luego de que también fuera víctima de las lesiones.
Todo eso repercute en un equipo que se adjudicó el torneo anterior jugando, en largos momentos, con mucha convicción. Por ello, a partir de ahí se genera un distanciamiento de algunos jugadores con el entrenador. Los casos de Comizzo y Ayala (lesionado, pertenece al plantel) fueron los disparadores. Y en este tiempo, hay otros que también miran de manera diferente al entrenador.
Después del título, la dirigencia de River apuntó la mira hacia la Copa Libertadores del año próximo como una obsesión y armó un plantel en función de ello. Aunque parezca contradictorio, la riqueza individual conla que cuenta River lo obliga a recoger el éxito, pero Pellegrini solo no lo logrará.

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