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Mientras la dirigencia de la FIFA se reunía ayer en Zurich para aprobar una reforma, el organismo recibió un nuevo golpe de la Justicia de Estados Unidos contra dirigentes del organismo, como el presidente de la Conmebol, el paraguayo Juan Angel Napout, y el presidente interino de la Concacaf, el hondureño Alfredo Hawit, quienes fueron detenidos ayer en la capital de Suiza y, según informó la Justicia de ese país, se negaron a la extraditación. Como ocurrió meses atrás, cuando estalló el escándalo por corrupción, en este nuevo capítulo también hay entre los 14 dirigentes involucrados dos argentinos involucrados. Se trata de José Luis Meiszner, ex presidente de Quilmes y secretario general de la Conmebol, cargo al que había renunciado el pasado lunes, y el ex también ex secretario general del organismo sudamericano Eduardo Deluca, ambos hombres de absoluta confianza del fallecido presidente de la AFA, Julio Grondona. Contra ellos pesa ahora una orden de detención internacional.
Desde que estalló el escándalo de la FIFA, Meiszner bajó el perfil y se recluyó al punto de que el propio Napout confesó que “no lo veía” por el organismo al que finalmente terminó renunciando días atrás. Meiszner y Deluca se suman así a los otros argentinos involucrados en la causa que investiga la Justicia estadounidense, el ex CEO de Torneos y Competencias y ex socio del Grupo Clarín, Alejandro Burzaco, quien reconoció su culpabilidad frente a la acusación por “asociación ilícita para delinquir, conspiración para cometer fraudes y conspiración para lavar dinero” y no sólo se comprometió a colaborar con las autoridades en la investigación sino que, además, a devolver más de 20 millones de dólares. Los otros dos son los empresarios Hugo y Mariano Jinkis, padre e hijo.
La lista de arrepentidos la completan Jeffrey Webb, dirigente de Islas Caimán y ex vicepresidente de la FIFA y de la Concacaf; el colombiano Luis Bedoya, vicepresidente de la Conmebol y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA y ex presidente de la Federación Colombiana de Fútbol; el chileno Sergio Jadue, vicepresidente de la Conmebol y renunciante presidente de la ANFP; el brasileño Fabio Tordin, ex director ejecutivo de Traffic Sports USA y actual funcionario de Media World LLC, una empresa de marketing deportivo con sede en Miami, entre otros.
Meiszner fue el dirigente que Grondona eligió como delegado de la AFA en las negociaciones con el Gobierno por los derechos televisivos del fútbol que dieron origen al programa Fútbol para Todos. Por el lado del Estado nacional, fue el actual jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien llevó adelante la compra de los derechos televisivos. Tiempo después, Fernández terminó sucediendo a Meiszner en la presidencia de Quilmes, cuando este dejó su cargo tras casi 30 años al frente del club cervecero.
El nombre de Meiszner sonó fuerte como candidato a ocupar el sillón que dejó Grondona con su muerte, sin embargo esa pulseada la terminó ganando Luis Segura. Tanto Meiszner –cuyo hijo Andrés preside en la actualidad Quilmes tras el pedido de licencia de Fernández era ayer uno de los electores del nuevo presidente de la AFA– como Deluca tendrán que resolver si se entregan a la Justicia de Estados Unidos y bajo qué condiciones.
Mientras todo esto ocurre, y la Federación de Fútbol de Estados Unidos (US Soccer) ratificó que no peligra la organización de la Copa América Centenario en 2016 –cuya adjudicación de derechos televisivos disparó el denominado FIFAgate– y en la Conmebol comienza a definirse quién será su próximo presidente –el uruguayo Wilmar Valdez, viceprimero, debería asumir al menos en forma interina–, el Comité Ejecutivo de la FIFA debatió en Zurich un programa de reformas para restaurar la credibilidad del organismo, cuyo presidente, el suizo Joseph Blatter, al igual que el vicepresidente y presidente de la UEFA, el francés Michele Platini, fueron suspendidos de sus cargos por el Comité de Etica, acusados también en otras causas por corrupción.
Las reformas en cuestión, entre la que se destaca el límite de 12 años para los mandatos del presidente y los integrantes del Comité Ejecutivo de la FIFA, serán sometidas a votación el próximo 26 de febrero durante el Congreso extraordinario en cual los representantes de las 209 federaciones que integran el ente rector del fútbol mundial elegirán al futuro presidente de la FIFA.
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