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Deportes|Domingo, 25 de enero de 2004
SE IMPUSO 1-0 A BOCA EN MAR DEL
PLATA EN EL PRIMER SUPERCLASICO DEL AÑO

River se dio el gran gustazo con los pibes

Con un gol de sobrepique de Daniel Montenegro en el final del primer tiempo, el conjunto de Astrada, con una formación llena de juveniles y suplentes, se quedó con una victoria festejadísima ante el rival de toda la vida, que presentó lo mejor que tenía a disposición.

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Daniel Montenegro celebra su golazo, luego de empalmar de sobrepique un centro de Ludueña.
River se dio un gustazo. En el primer superclásico del año, el equipo de Leonardo Astrada, plagado de juveniles y de suplentes, superó 1-0 a Boca y les regaló una gran alegría a sus hinchas, que celebraron la victoria de manera muy especial. Daniel Montenegro, en la última jugada del primer tiempo, marcó el único tanto del encuentro. Sin lucir, el triunfo de River fue justo, porque supo pegar en un momento clave y luego se las ingenió para aguantar bien la diferencia.
De arranque, las preocupaciones defensivas superaron las intenciones de ataque. Por eso, el partido se tornó muy monótono, con fuertes infracciones en la mitad de la cancha, pocas jugadas bien hilvanadas y con demasiados pelotazos frontales que facilitaban el trabajo de los defensores de los dos equipos. Para colmo, ni en River aparecía Ludueña, ni en Boca surgía la figura de Donnet, los dos supuestos creadores de cada equipo. De ahí a que Abbondanzieri y Costanzo casi ni pasaron sobresaltos en esos primeros minutos del encuentro.
Dentro de ese panorama, River lucía un poco más consistente en el armado del juego, aunque Boca, sólo por oficio, equiparaba con acciones de mayor peligro en el ataque, en especial a través de las pelotas paradas. Incluso por esa vía estuvo a punto de abrir el marcador, cuando Barros Schelotto desvió un corner en el primer palo y Schiavi cabeceó afuera de manera increíble por el segundo. La segunda gran chance del conjunto de Bianchi la tuvo el Mellizo tras una buena habilitación de Cagna, pero se demoró en el giro, lo que posibilitó que Nasuti llegara para cruzar al corner.
River recién respondió pasados los treinta minutos, cuando Ludueña comenzó a tener algo más de incidencia en el desarrollo. El enganche habilitó bien a Pereyra, que tardó en definir en el borde del área chica y permitió que Schiavi lo cerrara. A esa altura, los discusiones, los golpes y los forcejeos ya se habían apoderado decisivamente del protagonismo, con lo que el partido era cortado y deslucido. Cuando parecía que todo se iba empardado al descanso, River encontró un golazo ajeno a lo que había sido el trámite de esos primeros 45 minutos. Ludueña corrió por derecha a una pelota a la que todos dieron por perdida y envió un centro que Montenegro empalmó de sobrepique, sin que Abbondanzieri pudiera reaccionar ante la violencia del remate.
Con el resultado a favor, River aprovechó para retrasarse y esperar su oportunidad mediante algún contragolpe. Por el contrario, Boca se adueñó de la pelota, aunque no generó riesgo en la misma proporción. Apenas armó alguna jugada de riesgo con las pocas intervenciones positivas de Iarley. Y a medida que transcurrían los minutos, River se sentía más seguro de sí mismo, más allá de algún sofocón. Hasta tuvo la chance de aumentar con una buena maniobra colectiva, que Abbondanzieri le tapó en gran forma a Ludueña. Así, con Boca intentando y River aguantando, llegó el final y la gran alegría para Astrada y sus chicos.

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