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Deportes|Domingo, 11 de abril de 2004
EL AUMENTO DE LOS CASOS DE DOPING EN LAS ACTIVIDADES DEPORTIVAS

Cuando el positivo resulta negativo

Desde el área de Prevención y Control de Doping de la Secretaría de Deporte lanzan la señal de alarma por la suba del consumo de drogas entre los atletas. El panorama es, al menos, inquietante en vísperas de los Juegos Olímpicos de Atenas.

Por Gustavo Veiga
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Carlos Cordone, a la salida del Cenard, tras conocer el resultado de la contraprueba.
El consumo de drogas, tema espinoso como pocos en el ambiente deportivo, ha dado señales preocupantes en los últimos dos años. Durante 2003, “los valores ascendieron a casi el 7 por ciento”, sostiene Carlos D’Angelo, coordinador del área de Prevención y Control de Doping de la Secretaría de Deporte, quien además describe que “hubo un aumento en el consumo de marihuana”, sustancia que desplazó a la cocaína, hasta hace un tiempo detectada con mayor frecuencia entre los atletas. Los casos comprobados y casi sucesivos de tres futbolistas cuyas muestras arrojaron resultado positivo en lo que va de 2004 redondean un panorama inquietante en vísperas de los Juegos Olímpicos de Atenas.
Roberto Perfumo, el hombre que designó el presidente Néstor Kirchner para dictar las políticas de Estado en la materia –así lo establece la ley 24.819, de “Preservación de la lealtad y el juego limpio en el deporte”–, ya tiene en sus manos un programa de controles previos a la cita olímpica. Su instrumentación, un tanto complicada por la nutrida agenda de pruebas y entrenamientos que tendrán los deportistas hasta agosto, es apenas un indicio de qué se puede hacer en la materia, aunque seguramente no alcance.
En la última memoria de la AFA, correspondiente al período comprendido entre el 1° de julio de 2002 y el 30 de junio de 2003, se analizaron 1912 jugadores, en todos los torneos, aunque la abrumadora mayoría de esos controles se efectuaron en la Primera División. Apenas iniciados los campeonatos de este año y en un contexto similar, súbitamente se detectaron tres casos consecutivos de doping. Carlos Cordone, de San Lorenzo –reincidente–; Esteban González, de Gimnasia, y Ricardo Cáceres Silva, de Deportivo Morón, quedaron de inmediato suspendidos. Los dos primeros solicitaron la correspondiente contraprueba que ratificó el análisis preliminar, mientras que el futbolista del ascenso ni siquiera la pidió.
El doctor D’Angelo trabaja desde 1997 en el Cenard como responsable del laboratorio donde la asociación que preside Julio Grondona es su principal cliente. Consultado por Página/12 sobre aquellas muestras que dieron resultado positivo, comentó: “Es inusual lo que sucedió, porque el fútbol es una actividad donde los índices de positividad son muy bajos, diría, bajísimos. Rondan el 0,3 por ciento sobre casi mil muestras que nos envía la AFA en un año...”. En efecto, con los análisis de Cordone, González y Cáceres Silva se habría completado casi el total de una temporada, por lo que D’Angelo aspira a que “no sean el prenuncio de un aumento tan grande en el número de positivos”. Y es que recién estamos en abril, con dos tercios del calendario por delante.
“Ya había sido malo el año 2003, si lo extendemos a otros deportes”, agregó el médico, quien trabajó en el Comité Olímpico, la selección masculina de hóckey sobre césped y clubes de fútbol como Deportivo Español, Quilmes y Chacarita. D’Angelo atribuye el alto porcentaje de consumo de drogas o preparados durante el último año a la inclusión del fisicoculturismo entre la cantidad de deportes controlados por el laboratorio que dirige. “No quiero estigmatizar esa actividad, pero los valores se fueron al 7 por ciento”, recuerda.
Más marihuana,
menos cocaína
“Observamos que desde hace tres o cuatro años hubo un aumento en el consumo de marihuana. Casi no aparece la cocaína, que antes se detectaba con mayor frecuencia. Pienso que este cuadro refleja algo que la sociedad le está transfiriendo al deporte, ya que el deporte no genera el consumo de estas sustancias”, interpreta D’Angelo, quien asistió el mes pasado a una convención de la Unesco en la que se debatió un anteproyecto de dopaje en el deporte.
El médico ya le entregó sus conclusiones a Perfumo, a quien además le elevó un proyecto que consiste en efectuar controles previos a los JuegosOlímpicos. No es la primera vez que se harán. Además, requieren de una etapa anterior donde se les suministrará información a los atletas para, después sí, realizar los estudios. D’Angelo estima que deberían tomarse muestras a un 30 por ciento de los representantes deportivos que viajen a Atenas, lo que es muy difícil, debido a que varios se encuentran fuera del país o viajan en forma permanente.
Consultado muy a menudo sobre el delicado tema del doping, el médico cree que “las sanciones son fundamentalmente represivas y no preventivas. Confieso que a la problemática del doping es imposible enfrentarla desde el lado de la represión, ya que estas políticas han fracasado, fracasan y seguirán fracasando si no van acompañadas de un muy activo programa preventivo”. D’Angelo, además, aboga por la elaboración de un vademécum de medicamentos para deportistas, distinto al de la población en general.
El costo de una muestra
La devaluación decretada a comienzos de 2002 por el gobierno de Eduardo Duhalde elevó los costos de los controles antidoping por las nubes. Esto colocó en dificultades a la mayoría de las federaciones sin un flujo de caja considerable –son veinte las que envían sus análisis al Cenard–, más allá de que la ley 24.819 establece que los deportes profesionales deben correr con los gastos de las muestras.
En la Argentina, un estudio en el laboratorio que depende de la Secretaría que conduce Perfumo asciende a 190 pesos, un poco más de 60 dólares. Y aunque los insumos necesarios para trabajar se triplicaron, no ocurrió lo mismo con el precio que pagan la AFA, la Asociación de Tenis o el ciclismo, por ejemplo. Si los estudios se elevaran aquí a valores internacionales, no bajarían de los 100 dólares y casi nadie podría abonarlos. Los laboratorios de España cobran ese dinero por una muestra, mientras que en Brasil ascienden a 130 o 140 dólares.
La escala de problemas que plantea el doping moderno, más allá de estas cuestiones de dinero, va desde la sobreoferta de preparados o suplementos nutricionales que se venden libremente hasta el ensanchamiento de la base social que consume drogas y cómo se traslada este comportamiento al deporte. En nuestro país, todavía ni siquiera se menciona demasiado el doping genético, la temible amenaza que avizoran los especialistas en un futuro cercano. Sea como fuere, 2004 arrancó tan mal como finalizó el año anterior, lo que anticipa una temporada en alerta rojo.

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