El conjunto de Gorosito logró su segundo triunfo seguido con un gol de Zabaleta y volvió a colocarse en la zona de Copas.
El festejo entre Walter Montillo y Pablo Zabaleta.
Luego de la racha de diez fechas sin victorias, San Lorenzo está volviendo a su verdadero nivel. Ayer lo confirmó con un trabajado y justo triunfo 1-0 sobre Banfield, que no mostró las producciones que venía exhibiendo en los últimos juegos. Pablo Zabaleta convirtió el gol de San Lorenzo, que con esta victoria superó a su vencido y se colocó tercero en la tabla general de la temporada. A pesar de la derrota, el conjunto de Julio Falcioni todavía está consiguiendo un sitio en la Copa Libertadores.
Los dos eran conscientes de la importancia que tenía el encuentro, ya que son dos rivales directos en la lucha por meterse en la Copa. Por ese motivo, los planteos de los entrenadores fueron bastante ambiciosos, más allá del orden que intentaron mantener. Dentro de ese panorama, San Lorenzo encontró un mejor rendimiento, ya que la dupla Montillo-Romagnoli prevalecía en la creación y generaba fútbol, sobre todo por el costado izquierdo. Del otro lado, Banfield no tenía tanto juego, ya que Bilos estuvo llamativamente inactivo y los dos delanteros quedaron demasiado aislados arriba. De esa manera, resultó entendible que tuviera poco peso en la ofensiva.
Por eso, a medida que transcurrían los minutos, el equipo de Gorosito acumulaba méritos para ponerse en ventaja. Sin embargo, cada vez que generó alguna chance se encontró con la muy buena respuesta del arquero Barbosa. Claro que la insistencia del conjunto visitante tuvo su premio sobre el final de la etapa. Por la izquierda, Montillo se juntó con Romagnoli, que envió un centro al segundo palo para que Zabaleta lo conectara de volea. Era justo por lo mostrado por los dos equipos hasta ese momento.
Con la desventaja y el ingreso de José Luis Sánchez, Banfield se adelantó en el terreno, aunque su presión duró unos pocos minutos y se limitó a envíos aéreos para la búsqueda de sus atacantes. Con esa fórmula sólo logró generar una chance clara, pero el cabezazo de Ortiz fue desviado por la notable reacción del arquero Ramírez. A esa altura, lo de San Lorenzo se limitaba a ordenarse en el fondo y tratar de generar algún contragolpe. Con eso le alcanzó para controlar a su adversario, aunque hasta último momento debió sufrir por los centros constantes que caían en su área.
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