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Deportes|Jueves, 2 de diciembre de 2004
BOCA IGUALO SIN GOLES Y ES FINALISTA DE LA COPA SUDAMERICANA

Justo lo que le pedían los hinchas

El equipo de Jorge Benítez está en la final del torneo continental después de haber igualado sin goles con el Inter en Porto Alegre; en la Bombonera había vencido 4-2. Manejó el partido, tuvo situaciones de gol como para ganarlo y nunca se vio superado.

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Guglielminpietro y Tevez se llevan la pelota ante la marca de Elder Granja.
El hincha de Boca ansioso pensó, irremediablemente, “cómo vamos a sufrir esta noche” cuando a los 50 segundos de partido Roberto Abbondanzieri mandó la pelota al corner. Pero el mismo hincha miró el reloj y se sorprendió de que se hubiera consumido un cuarto de hora y no pudiera recordar ninguna otra jugada de riesgo provocada por el Inter.
Ese mismo hincha se emocionó cuando, un ratito más tarde, Boca tuvo tres situaciones de gol, apretaditas y sabrosas, como una pared entre Vargas y Guglielminpietro que el colombiano remató cerquita de un palo, el tiro libre de Tevez en jugada preparada que Barros Schelotto no pudo definir o el remate desviado del ahora jugador del Corinthians, una de las grandes atracciones de la semifinal.
El mismo hincha que, a la media hora, imaginó que si el Inter era eso que jugaba peor que lo que lo había hecho en la lluviosa noche de la Bombonera no iba a sufrir más en toda la noche.
Ni siquiera esa escapada de Diego que Abbondanzieri tapó casi que con calidad, como los infinitos centros al medio del área que el arquero descolgó, le hicieron perder la calma.
¿Qué pastilla se tomó el hincha para mantenerse tan tranquilo? El Boca de anoche se pareció de a ratos al equipo que dirigía Carlos Bianchi. Preciso y solidario, cubriendo toda la cancha, aprovechando la creciente impotencia del rival para apoderarse de la pelota, los espacios y las situaciones de gol.
Ese cambio que el DT Benítez metió antes de entrar a la cancha, guardando a Palermo y mandando a Vargas a la cancha, que en los papeles parecía una maniobra para amontonar volantes y dificultar el tránsito por el medio del equipo local, terminó por darle el mejor fútbol al equipo argentino.
Con Tevez más arriba, de punta, como para definir (y le faltó el gol en el minuto 90), el colombiano le puso al primer período las gotas de lujo que la tranquilidad de los hinchas exigía. Si hasta, en el recuento, Boca había tenido más situaciones de gol que el Inter, que precisaba sacar dos tantos de diferencia para siquiera soñar con los penales.
El hincha tuvo que transpirar un poco en el complemento. Los brasileños se tomaron un café en el entretiempo y cambiaron la actitud. En Boca continuaron flojos Matellán, Guglielminpietro, Barros Schelotto y a fuerza de prepotencia futbolística, el Inter empezó a presionar.
Sin sentir ponerse los pelos de punta, el hincha pensó que, sin embargo, Boca lo tenía controlado. Que los brasileños empujaban pero no podían perforar el arco visitante. Que a lo sumo podían embocar uno de tanto ir. Pero los zagueros sacaban todo, aunque Schiavi casi se lo hace en contra. El arquero no dejaba pasar ni los tiros libres.
Así llegó el final. Y la final. Y el hincha pensó: “Justo lo que necesitábamos”

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