Históricamente, al momento de las definiciones de campeonatos, ascensos, descensos, promociones, quienes casi siempre presumen de manejar información “confidencial”, para evitar visitas incómodas a Comodoro Py, hablan de “razones” y no de “pesos” o “dólares”.
Por ejemplo, enfatizan con indisimulada certeza que “el dirigente Perengano afirma que al plantel del Club Atlético Inincentivables se le dio ciento cincuenta mil razones para que entendieran de la conveniencia de poner el mayor empeño para el partido del fin de semana próximo ante Insobornables Juniors”.
No pareció, sin embargo, haber sido éste el caso de la definición del Apertura que terminó el domingo con el título conseguido por Newell’s, quizá por la ausencia del tradicional relator de la televisión del régimen, especialista en el esparcimiento de equivocidades –“razones” por “pesos”–, tras hurguetear en los arrabales malolientes de Viamonte 1366.
Todo, pese a ciertas dudas deslizadas ayer en la última edición de Líbero, el suplemento deportivo de este diario, a partir del entusiasmo de Arsenal ante Vélez, como si el equipo de Sarandí no hubiese tenido un año recordable y como si el conjunto de Liniers no hubiese jugado un campeonato tan lleno de altibajos, como el 0-6 contra Boca en el contexto del, quizá, peor certamen de Primera División del que se tenga memoria.
Mientras tanto, y lamentablemente, los goles de Jairo Castillo y del Pocho Insúa para el 2-0 de Independiente ante Newell’s, como para que los “batatas” de la barra brava roja se sepan menos de lo que son, quizá no alcancen no solamente para terminar con ciertas sospechas –como las que despertó Rolando Zárate, el goleador de Vélez, al predecir chances nulas para su equipo por la “entrega” del partido de Independiente a Newell’s– sino tampoco para que, en cualquier momento y con cualquier excusa, reaparezca la patota.
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