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Deportes|Domingo, 24 de abril de 2005

Cassanello, el delfín del coronel para mantener continuidad en el COA

Es el candidato de Antonio Rodríguez para sucederlo en el Comité Olímpico Argentino. Fue intendente de Quilmes durante la dictadura.

Por Gustavo Veiga
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El coronel Antonio Rodríguez quiere a Julio Cassanello en el COA.
Es el candidato del continuismo en el Comité Olímpico Argentino. Julio Ernesto Cassanello, presidente de Confederación Argentina de Taekwondo, tiene la venia del coronel Antonio Rodríguez para hacerse cargo de la organización a la que llegó como consejero en 1975. “Es el que está mejor preparado”, dijo el oficial retirado de 79 años. Y es que ambos simbolizan un pasado semejante. Un pasado que se remonta a la última dictadura militar, cuando el primero se apoderaba de la conducción del COA en 1977 y el por entonces joven abogado asumía en su pago chico tiempo después, como uno de los 310 intendentes radicales que en todo el país acompañaron al régimen instalado en el ’76. El paso del tiempo galvanizó los antecedentes políticos y deportivos del actual juez de la Cámara Civil y Comercial de Quilmes, pero su aspiración a conducir el Comité –aún no declamada– lo expone hoy a una muestra retrospectiva de su trayectoria.
¿Quién es el doctor Cassanello? La referencia de mayor peso en su currículum como dirigente indica que presidía el Quilmes Atlético Club cuando salió campeón del fútbol argentino por primera y única vez. Corría 1978, se disputaba el campeonato Metropolitano y el equipo conducido por José Yudica le arrebataba el título a Boca que, a falta de nueve fechas para el final, le llevaba cinco puntos. Cassanello gobernaba la institución desde 1974 y el año de la consagración bifurcaría sus ocupaciones en el fútbol con otra función: la de secretario general de la AFA. No obstante, se mantuvo al frente del club hasta que los militares le depararon un rápido tránsito hacia la política. En su libro Muerte en la cancha, el periodista Amílcar Romero, oriundo de Quilmes e investigador de aquella etapa, lo recuerda así: “El doctor Julio Cassanello, presidente de la institución cuando los cerveceros salieron campeones en 1978, afiliado radical e integrante del círculo dirigente muy cercano a Julio Grondona, había sido nombrado intendente de la ciudad en la etapa ‘aperturista’ del Proceso”.
Todo indica que los civiles como Cassanello resultaban funcionales a la estrategia de oxigenar el último tramo de la dictadura. Un alto directivo de la AFA que lo conoce muy bien y que pidió mantener su nombre en reserva evocó que en su arribo a la comuna de Quilmes resultó determinante el general Ibérico Saint Jean, gobernador de facto de la provincia de Buenos Aires y uno de los más sádicos apologistas de la represión.
El ahora magistrado, antes de acceder al municipio, se había dado un gusto parecido al de la vuelta olímpica en Rosario con su querido club (2-1 a Central en la última fecha). En 1979 viajó a Japón con aquel seleccionado juvenil que se consagró campeón del mundo guiado por César Luis Menotti como técnico y por Diego Maradona como conductor irremplazable adentro de la cancha.
Aún hoy, algún memorioso de las transmisiones deportivas que jalonan la historia futbolística de nuestro país no olvida la conversación telefónica que mantuvo el doctor Cassanello desde Tokio con el general Videla. Eran tiempos de eslóganes que ya no podían ocultar la sanguinaria maquinaria del secuestro, la tortura y la represión. “Los argentinos somos derechos y humanos”, rezaba el más conocido.
Es curioso, pero en la página web del taekwondo, donde Cassanello sonríe desde una fotografía, figuran sus antecedentes académicos, judiciales y directivos, pero no su paso por la función pública en la comuna de Quilmes. El abogado egresado de la Universidad de La Plata en 1963 y que llegaría a camarista treinta años después –como señala su ficha personal– había conseguido ciertas prerrogativas por sus cargos directivos en el fútbol, pero las perdería tras su alejamiento del club Quilmes y, por consiguiente, de la AFA, a la que se vio obligado a abandonar en 1982.
“Fue entonces cuando al quedarse sin deporte, también se tendría que haber alejado del Comité Olímpico. Pero apareció el taekwondo, se hizo dirigente de su confederación y llegó hasta la presidencia. Es muy difícil en la historia del Comité que alguien haya entrado por un deporte y continúe en actividad por otro”, comentó un dirigente que ha seguido su trayectoria de cerca.
Lo que no se conoce demasiado es cómo le fue en sus apuestas electorales en democracia, como cuando lo derrotó Aníbal Fernández, el actual ministro del Interior, en un polémico comicio por la jefatura del municipio de Quilmes en 1991. El partido vecinal que el doctor Cassanello lideraba hoy es un borroso recuerdo. Pero a su declive político podría moderarlo con la presidencia del COA –del que actualmente es su vice–, un cargo que le quedaría a medida si consigue las adhesiones necesarias el próximo 18 de mayo, como temen sus adversarios.
Para ello cuenta con el respaldo del coronel Rodríguez, un hombre que le transferirá su caudal electoral en vísperas de una decisión que tomarán los nuevos representantes de las federaciones en condiciones de votar, con la excepción de deportes acuáticos, que está intervenida, y patinaje sobre hielo. Cassanello tenía hasta esta semana doble voto en la elección del COA: por ser miembro permanente del Comité y porque representa a la Confederación de Taekwondo, que le permitió seguir matriculado en un deporte. Sin embargo, su fortaleza proviene del pasado, de aquellas afinidades que supo compartir con el coronel que sobrevivió a cuatro dictadores y a otros presidentes elegidos por el pueblo. Veintiocho años han pasado de ese poder que, Rodríguez, supo conservar como ningún otro uniformado. Y de la misma matriz está hecho el perfil de su heredero.

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