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Deportes|Domingo, 12 de mayo de 2002

Unión escapó al descenso con una goleada y condenó a Argentinos

Las sospechas estallaron en el Nuevo Gasómetro después de que el equipo de Santa Fe venciera 4-0 a San Lorenzo.

Por Pablo Vignone
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Weisheim festeja el segundo gol de Unión.
Si el fútbol argentino está bajo sospecha, lo que sucedió ayer alimenta la suspicacia hasta del más ingenuo. Unión tenía que ganarle a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro para salvarse del descenso y condenar en su lugar a Argentinos, que puede ser árbitro de la definición del Clausura en su partido ante River. No sólo ganó como visitante –logrando su segunda victoria en esa condición en el torneo– sino que además jugó uno de sus mejores partidos del campeonato para golear 4-0, cuando en los 17 partidos anteriores había convertido apenas 16 goles, a un promedio de menos de un tanto por encuentro. Lo que estaba teñido de sospecha terminó revolcándose en la roña de una definición maloliente.
“Hicimos todo bien y manejamos el partido durante los 90 minutos”, justificó el resultado Nicolás Frutos, autor de dos de los cuatro goles del equipo santafesino. “Nosotros esperábamos al menos un empate de San Lorenzo”, dijo descorazonado Mariano Herrón desde la concentración de Argentinos. “No encuentro explicación por lo que pasó hoy con el equipo -argumentó, desorientado, el chileno Manuel Pellegrini–. Mis jugadores estaban muy motivados hasta ayer (por el viernes), pero en el partido estaban como idos.” La niebla de la suspicacia que flota en torno al resultado no se disipará con celeridad.
Lo que sucedió ayer, curiosamente, infringió el reglamento de campeonatos de la AFA, que estipula que en las últimas tres fechas los equipos que tengan chances de salir campeón o los que disputen el descenso jueguen a la misma hora, para evitar ventajas deportivas. Sin embargo, es posible prever lo que sucederá: no habrá protesta, nadie sacará los pies del plato, se preferirá dejar flotar durante un tiempo la nube de sospecha antes que hundir el bisturí hasta el hueso, esperando a que todo pase, como augura el anillo de Julio Grondona.
Algunos intentaron explicarlo apelando a una vieja historia, la que recuerda que fue una derrota ante Argentinos, en la cancha de Ferro, la que selló el descenso de San Lorenzo, el 15 de agosto de 1981, hace 21 años. Claro que estos jugadores que anoche se comieron cuatro goles no tienen nada que ver con aquellos que descendieron y, en todo caso, bastaba perder por uno o dos goles si es que esa tesis conspirativa tenía alguna veta de credibilidad. Por eso los hinchas locales, que festejaban el 0-2, terminaron a las puteadas contra sus jugadores...
Diego Capria, defensor de San Lorenzo y hermano de Rubén, volante de Unión que ayer no jugó por una lesión, abrió el marcador con un gol en contra. Los tres goles restantes –uno de Weisheim y dos de Frutos– llegaron en la segunda etapa, cuando San Lorenzo ya no ofrecía resistencia, pese a que un resultado favorable le hubiera servido para mantenerlo en carrera por la clasificación para la Copa Libertadores del 2003.
Es la tercera vez que Argentinos deja la división mayor del fútbol argentino. Estuvo ausente entre 1937 y 1955, y volvió a irse a la B en 1996, aunque en esa oportunidad regresó al año siguiente. El año pasado jugó la Promoción contra Instituto, y estuvo a quince minutos de descender.

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