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Deportes|Martes, 22 de noviembre de 2005
LA PREGUNTA QUE SE HACE EL DEPORTE ARGENTINO

¿David será rey?

Después de haberle ganado el Masters a Roger Federer, el número 1 del mundo del tenis, la cuestión está instalada.

Por Pablo Vignone
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David Nalbandian, el trofeo del Masters y el índice en alto: ¿un pronóstico de lo que vendrá?
La fiebre por ungir ídolos ha habilitado ahora una carrera mediática para decidir si David Nalbandian está en condiciones virtuales de calzarse a corto o mediano plazo la corona de número 1 del tenis mundial, fiebre disparada a partir de la conquista por parte del cordobés del Masters de Shanghai, tras vencer en la final al actual número 1, el suizo Roger Federer.
Dijo ayer Enrique Morea, presidente de la AAT: “Si toma conciencia del enorme potencial que tiene, sin duda está para ser el mejor (...). Es un jugador que lo único que precisa para ser número uno es meter la cabeza en su carrera y tal vez jugar más torneos, porque lo que tiene es que juega de manera extraordinaria los torneos grandes, como si se sintiera más motivado, como que puede con cualquiera. Un poco más de continuidad lo depositaría directo en el número 1”.
Dijo Gustavo Luza, ex entrenador del equipo argentino de Copa Davis: “Es el único argentino en condiciones de hacerle fuerza a Federer en canchas rápidas (...). Ojalá que a partir de ahora se dé cuenta de que puede intentar dar batalla por ser el número uno, de que muy poca gente tiene tantas armas como él y de que vale la pena dejar todo de lado para ser el mejor”.
Como soñar no cuesta nada, y desde Vilas que el tenis argentino no conquista la cima (aunque el marplatense nunca fue formalmente el 1 del ranking, pese a que en 1977 era imbatible en el circuito), la cuestión no ha sido analizada en detalle.
¿Qué tiene Nalbandian a favor? Se enumeran sus virtudes tenísticas:
- Rinde en todas las superficies del circuito: en polvo de ladrillo, como cualquier otro tenista argentino de nivel, pero también en césped (finalista en Wimbledon 2002, estrella en Sydney contra los australianos en la Davis de este año) o en superficie rápida (semifinalista en el US Open y vencedor en el Masters).
- Posee un buen repertorio de golpes: el saque es apropiado, aunque puede mejorarse, lo mismo que el revés; el drive es potente, casi letal cuando lo juega cruzado; la volea es certera, pero un poco menos que los passing.
- Su mentalidad es poderosa: difícilmente pierde la calma y no suele rendirse. No sufre, por ejemplo, las explosiones temperamentales de Gaudio o Coria.
- Un último dato favorable: hasta el arranque del Abierto de Francia, en Roland Garros, a fines de mayo, sólo defiende los puntos del Abierto de Australia (cuartos de final) y Munich (título).
¿Qué tiene en contra? Se concentra más en jugar los grandes torneos, y ésa es una de las razones por las cuales, en casi siete años de carrera profesional, sólo cuenta con cuatro títulos; en el 2005 jugó 63 partidos. Valga el dato como comparación: Federer jugó 85 partidos, Rafael Nadal, 89 y Andy Roddick, 73. Son los tres mejores del mundo. Además, su exposición fuera de las canchas es bastante más llamativa que la de sus colegas argentinos. Parece más inclinado que ellos por las atracciones del mundo exterior.
Sin embargo, la desventaja fundamental se llama Roger Federer. De acuerdo con el último ranking del 2005, difundido ayer por la ATP, el suizo no sólo retuvo su cetro de mejor jugador del mundo, logrado en el 2004, sino que además lo hizo con record de puntos. En efecto, sumó 6725, la mayor cifra acumulada por un tenista en el cierre de una temporada: como rival al que arrancarle el cetro, el listón parece estar bien alto... En el 2004 había reunido 6335 puntos. “Sí, soy número uno y quiero seguir siéndolo –dijo ayer–. Ante eso, sacrifico un poco todo, porque para mí es importante seguir siendo el número uno, eso es lo que me hace más feliz. Es un gran orgullo, y por eso uno lo da todo”, reconoció.
Más: a fin de año, sin más actividad en la temporada, Federer superará la barrera de las 100 semanas consecutivas como número 1 del mundo, algo que desde 1973 sólo reconoce antecedentes con Jimmy Connors (160 semanas), Ivan Lendl (157) y Pete Sampras (102).
¿Y dónde está ubicado Nalbandian en el ranking? Finalmente, la ATP lo clasificó en el sexto puesto (apenas 20 puntos por debajo del quinto, Nikolay Davydenko, a quien el cordobés pulverizó en la semifinal del Masters), pero con 2370 puntos, poco más de la tercera parte de los conseguidos por Federer.
Hasta el propio Nadal (que junto con Federer ganaron 11 torneos en el 2005, contra los dos que conquistó el argentino), que terminó segundo en el ranking, quedó alejado del suizo: con 4765 puntos, está a poco menos de mil puntos. Y eso que para lograr esa escalada debió exigir su físico al límite, al punto que no pudo jugar el Masters; Andre Agassi, nada menos, aseguró la semana pasada que jugando siempre a ese ritmo frenético, en tres años habrá quedado fuera del circuito.
Según Luza, en superficies rápidas, Nalbandian es el único que puede frenar a Federer. Pero el suizo no lo cree así: “David me ganó seis veces, así que sin dudas es un duro competidor y oponente para mí. Pero solía ser más duro, no es tan duro ya. Incluso (en la final de Masters) fue muy duro para mí de la manera en que jugué ante él en el US Open (del 2005), definitivamente sentí que lo tenía controlado. Esa era una buena sensación, aunque en Shanghai haya perdido”.
Nalbandian no está tan lejos de Davydenko en el ranking, ni siquiera de Lleyton Hewitt (al que derrotó en Sydney) o inclusive de Andy Roddick (que lo aventaja 3-1 en el historial). Pero Nadal (con quien nunca se enfrentó) lo duplica en puntos y Federer lo triplica.
¿La conclusión? El asalto al liderazgo del ranking es una empresa ardua, que Nalbandian sólo podría pensar en resolverla exitosamente poniendo en juego sus virtudes más destacadas a la vez que movilizando recursos dormidos.

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