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Deportes|Martes, 21 de marzo de 2006

Una fábula basquetbolística de clubes ricos y pobres

Argentino de Junín gastó millones para jugar en la Liga Nacional, todo para que Ciclista, su rival en la ciudad, lo mandara al descenso.

Por Ariel Greco

Luego de mil problemas y millones de errores, el destino final de Argentino de Junín no podía ser otro que el descenso en la Liga Nacional de Básquetbol. Y para colmo, el golpe definitivo –literal– se lo dio Ciclista, su rival de la ciudad, que lo venció 91-90 con una palmada de Mauro Bulchi en el último segundo del clásico. Una historia entre el rico que despilfarró plata y el pobre que se vengó de la manera más dulce.

Argentino arrancó la temporada con un presupuesto altísimo (más de 2 millones de pesos) y con aires de campeón. La llegada de Néstor García, uno de los entrenadores de mejor record en la historia de la liga; del base Facundo Sucatzky, cinco veces mejor pasador; y del pivote Román González, 2,10 metros y candidato a integrar la Selección en el Mundial de Japón, así lo suponía. Sin embargo, nada salió como estaba previsto y el pésimo andar del equipo derivó en el descenso del domingo. Todo se inició en la pretemporada, durante la Copa Argentina. Es que Ciclista, formado con la intención de sostener la categoría con tres jugadores descartados por Argentino (Juan Cangelosi, Rafael Costa y Fernando Martina), más el ex entrenador del club, Adrián Capelli, lo eliminó rápido, lo que provocó las primeras apretadas de la temporada por parte de la hinchada.

Los malos resultados lo depositaron en los últimos puestos de la Zona Norte, situación que derivó en varios conflictos. Como los cambios de extranjeros no tuvieron éxito, García resultó la primera víctima, a quien apenas unos días después lo siguió Sucatzky. Así, el candidato a campeón se quedó sin sus conductores afuera y adentro de la cancha. Por más que deportivamente había quedado lejos de la clasificación, los organizadores del Super 8 le otorgaron una invitación para que armara ese certamen a mitad de temporada, en lo que fue un oasis a lo largo de la campaña. Con Eduardo Jápez como nuevo entrenador, el equipo juninense arribó a la final, donde cayó ante Libertad.

Claro que la llegada de Jápez apenas sirvió por unos juegos. Otra vez retornaron las derrotas, que arrastraron al estadounidense Fred Williams, de regreso al club tras una gran labor en la 2004/2005 que no le sirvió de salvoconducto, y del alero Mauricio Beltramella, que admitió no aguantar las presiones a las que era sometido. La otra apuesta fue canjear con Madryn a Juan Manuel Rivero, integrante de la Selección Argentina Sub 22, por el conflictivo Sebastián Acosta, que más adelante iba a generar un papelón mayúsculo. A esa altura, sólo le quedaba pelear con Belgrano por evitar el descenso. Jápez tampoco soportó y para la recta decisiva apareció Silvio Santander. Sobre la fecha límite del cambio de extranjeros llegó el ignoto James Baylees, que obviamente no fue solución y apenas duró unos partidos.

Sin embargo, lo peor ocurrió la semana pasada, cuando Santander decidió concentrar al plantel para los compromisos clave ante Central Entrerriano y Ben Hur. Pese al delicado momento, Acosta y Diego Ferrero, hijo del ex arquero rosarino Ricardo Ferrero, se escaparon de la concentración y volvieron borrachos a las siete de la mañana. Como consecuencia de ello, a Ferrero le rescindieron el contrato, mientras que Acosta, con varios antecedentes similares en Libertad y en Madryn, resultó multado. Para colmo, tras la caída ante el campeón, un grupo de hinchas increpó al estadounidense Junnie Saunders. Como el extranjero reaccionó, más de doscientas personas lo persiguieron durante cuatro cuadras y sólo se salvó del linchamiento gracias a que pudo subirse al auto de su novia. Lógicamente, tampoco volvió a calzarse la camiseta de Argentino.

Este último fin de semana se consumó el desenlace inevitable, con aristas casi de película. El viernes, Argentino perdió con River, pero zafó de descender gracias a Ciclista, que le ganó a Belgrano y le dio una manito a su tradicional rival. Pero el domingo, consumó la dulce venganza. Por más que perdía por cinco puntos a falta de 20 segundos en el suplementario, el palmoteo de Bulchi –a quienes lo hinchas de Argentino le dedicaron una bandera con una hamburguesa y la leyenda “Mc Bulchi” por su exceso de peso– le dio la victoria y decretó el descenso del clásico. “De Mauro Bulchi nunca te vas a olvidar...”, terminaron cantando los de Ciclista.

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