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Se habló hasta el hartazgo del Mundial de la pelota parada. Lo que no dijeron es que era de la pelota parada... por la red. Seis tantos –cuatro de ellos golazos–, en un partido inaugural para el recuerdo, en el que Alemania despejó algunos fantasmas al ganarle 4-2 a Costa Rica, aunque la actuación del equipo de Jürgen Klinsmann también generó algunas dudas en la prensa local por el trabajo defensivo y por haber recibido dos tantos, uno más que en todo el camino hasta la final de Corea y Japón 2002.
Con todas las dudas a cuestas, con las críticas a Klinsmann y la lesión de Michael Ballack, Alemania tenía que salir a probarse ante su gente. Y todo pareció favorecer sus posibilidades cuando el lateral zurdo Lahm enganchó por el costado y sacó un derechazo bombeado que se clavó en el ángulo. Conseguido lo más difícil, parecía que a Alemania se le simplificaba el debut. Pero entró en escena el buen manejo de los costarricenses para complicárselo. Paulo Wanchope rompió el off-side tirado de manera sistemática por los alemanes y anotó ante la salida de Lehmann, tras una gran habilitación de Ronald Gómez. Entonces, el grupito de casi 2 mil costarricenses ubicados en el ángulo del imponente Allianz Arena contrario al tanto de la “Cobre” tuvo la chance de acallar a los 65 mil locales. Y por eso, el “olé, olé, olé//ticos, ticos” comenzó a ganar la atmósfera, ante la incredulidad de los alemanes.
Apenas habían pasado 12 minutos, pero ya estaba clarísimo cómo se iba a desarrollar el partido. Es que los anfitriones lastimaban cuando atacaban, pero sufrían más de lo necesario al momento de defenderse. Con el manejo de Schneider por derecha y la dinámica de Schweinsteiger por la izquierda, Alemania encontraba variantes para ubicar a los delanteros Podolski y Klose. Y así complicaba a la zaga de los centroamericanos, que sentía la mayor fortaleza física de sus adversarios.
Estaba claro que Alemania dominaba el desarrollo, pero no podía sentirse tranquila ni siquiera después del segundo gol, conseguido por Klose por el segundo palo tras una buena combinación entre Schneider y Schweinsteiger. Es que la formación de Klinsmann parecía distraerse sin la pelota y sólo atinaba a correr de atrás los movimientos de los costarricenses. Además, la literal línea de cuatro no brindaba ningún tipo de garantías por dos centrales torpes y lentos y por el lateral derecho Friedrich, que quedó enganchado en los dos goles.
Todo lo que regalaba en defensa, Alemania lo compensaba en ataque, con variantes, agresividad, mucha gente para definir y con una tendencia interesante a patear de media y larga distancia. Así abrió el partido con Lahm y selló el resultado con un golazo de Frings. Se sacó de encima algunos fantasmas, mostró un potencial ofensivo que parece importante aun sin Ballack, pero también exhibió debilidades atrás.
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