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Deportes|Martes, 12 de septiembre de 2006
UNA TEORIA SOBRE LA RAZON OCULTA DE LA DECISION DEL ALEMAN

Por qué Schumi decidió retirarse

El año que viene, su lugar será ocupado por el finlandés Kimi Raikkonen, que tendría un contrato distinto del que tuvieron los coequipers de Schumacher en la última década.

Por Pablo Vignone
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A Michael Schumacher sólo le quedan tres carreras de F-1.

Michael Schumacher decidió retirarse del automovilismo precisamente cuando cualquier análisis desapasionado del futuro de la Fórmula 1 le asignaba las mayores chances de quedarse con el título mundial del 2008. A nadie sorprende la decisión del piloto alemán, después de 16 temporadas, 246 Grands Prix, 90 victorias, siete campeonatos del mundo (y quizás un octavo a fin del próximo mes) y múltiples polémicas. Pero probablemente la razón determinante tenga que ver con ese título servido, con esa oportunidad a la que Schumacher había renunciado de antemano.

En efecto, el camino hacia el título 2008 parecía más despejado que nunca: la dupla Alonso-Renault, el competidor más fuerte que tuvieron Schumacher y Ferrari en las últimas temporadas, se desarma. El español va a manejar para McLaren, dueño de un poderío –cuando se firmó el contrato, a mediados del 2005– muy distinto del que hoy posee la escuadra de Woking, con coches muy frágiles, que en lo que va del 2006 no han podido ganar aún una competencia.

La escuadra francesa, para colmo, armó una dupla (Fisichella y el debutante Heikki Kovalainen) que no le quita el aliento a nadie. Y, como si fuera poco, todos los equipos usarán neumáticos Bridgestone, porque los japoneses –que durante tantas temporadas fueran los socios estratégicos de Ferrari– serán los únicos proveedores de la F-1 en el 2008.

Así que, si Schumacher hubiera decidido continuar, habría tenido el panorama despejado. Sólo habría quedado pendiente el tema de la competencia interna en Ferrari, una banalidad, porque, ¿cuándo hubo un coequiper de Schumacher en el equipo italiano que se opusiera a los deseos y motivaciones del alemán?

Sin embargo, después de haber ganado el Grand Prix de Italia, el siete veces campeón mundial admitió que no se sentía con la energía suficiente para pelear contra Kimi Rai-kkonen, el finlandés contratado por Ferrari hasta el 2009 y que bien podría haber sido su coequiper. “Sé que necesitaría toda mi energía para continuar peleando al máximo nivel y pienso que ya no la tendré”, fueron sus palabras.

Todos los compañeros de equipo que Schumacher tuvo en la escuadra de Maranello (Eddie Irvine desde 1996 hasta 1999, Rubens Barrichello entre 2000 y 2005, ahora Felipe Massa) debieron subordinar sus rendimientos y hasta entregar victorias consumadas a las necesidades del alemán. La historia es suficientemente profusa: Barrichello le cedió sobre la meta el triunfo en el GP de Austria del 2002 y Massa habría hecho lo mismo en el último GP de Turquía... si Fernando Alonso no hubiera ubicado su coche entre ambas Ferrari. Los peones del juego no podían oponerse: sus contratos se lo impedían.

La conclusión lógica es que, en este caso, no hay razón legal que impidiese a Raikkonen batallar con Schumacher como con cualquier otro rival. Y se entiende: el finlandés firmó su contrato con Ferrari en secreto a comienzos del 2005, cuando existían dudas suficientes sobre la continuidad del alemán en el equipo italiano cuando venciera su contrato a fines de esta temporada (lo que efectivamente sucedió) y entonces no había necesidad alguna de cláusulas restrictivas. Si Schumacher no iba a competir más para Ferrari, ¿por qué defender su causa en contrato alguno?

Fue la firma tan temprana del acuerdo entre los italianos y el piloto finlandés que llevó a McLaren, el equipo que se quedaba con su butaca más destacada vacía, a ocuparla rápidamente, siempre a futuro: por eso contrató a Alonso.

A mediados del 2005, entonces, Ferrari ya preveía un futuro sin Schumacher. Y se armó lo más fuertemente que pudo. Procedió correctamente. No habría tenido problemas para desafectar al brasileño Massa de manera de conformar un superequipo Schumi-Raikkonen. Pero habrían cambiado las reglas de juego: ¿lo habría soportado el alemán, dueño y señor de la gloria en Maranello?

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