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Las razones y la hora de la muerte del piloto de Turismo Carretera Guillermo Castellanos, fallecido el domingo en Comodoro Rivadavia, alimentaron ayer la polémica. Los restos del infortunado corredor fueron inhumados ayer en su ciudad, 9 de Julio, mientras Pedro Dandlen, otro de los pilotos involucrados en el accidente y que sufrió la fractura de una pierna y tres costillas, se recupera en un hospital de la capital, en donde mañana será intervenido quirúrgicamente.
La primera polémica se generó cuando el acompañante de Castellanos, Carlos Silvestre, que salió completamente ileso del accidente, afirmó ayer en declaraciones radiales que la muerte del piloto se produjo instantáneamente: “Quiero ser respetuoso al hablar del tema, pero tengo la sensación de que falleció en ese momento. No estoy de acuerdo con la idea de que el show debe continuar”, dijo Silvestre, que corría por primera vez junto a Castellanos.
Esa versión contradice la oficial, que asegura que Castellanos murió fuera del autódromo, cuando era trasladado a un hospital, y que suscribe el médico del TC, Rodolfo Balinotti. “Castellanos murió camino al hospital, que está a unos ocho kilómetros del circuito –afirmó Balinotti–. Yo fui el primero que llegó al auto, cuando agonizaba. Pero lo sacamos con signos vitales.” La discusión no es simbólica: el espectáculo continuó, la carrera que había sido detenida con bandera roja a raíz del accidente volvió a largarse y la muerte de Castellanos tomó estado público apenas terminada la competencia, que ganó Matías Rossi.
“Las autoridades tienen la obligación de informar primero a los familiares; cuando llegó el momento, se dieron cuenta de que faltaban dos vueltas para terminar y por eso decidieron seguir”, fue la explicación de Balinotti. Roberto Urretavizcaya, piloto de TC desde 1986, vocal de la ACTC y participante en la carrera del domingo, afirmó que la decisión de suspender una carrera “es muy complicada”, porque “es mucho el negocio que hay atrás de todo esto, incluyendo la inversión de los clubes y los gobiernos provinciales” para organizar las carreras.
Urretavizcaya recordó el caso del brasileño Ayrton Senna: todavía hoy, trece años después de su trágica muerte en el circuito italiano de Imola, se discute si el tres veces campeón de F-1 falleció en la pista, como se presume, o en el hospital varias horas más tarde, tal la versión oficial. “No hay una regla –recordó Urretavizcaya–. No está escrito en ningún lugar qué se debe hacer en una circunstancia como ésta.”
La ACTC había emitido un comunicado en la tarde del domingo afirmando que Castellanos había fallecido a causa de “múltiples contusiones”. El médico Balino- tti sugiere que la muerte se produjo por la desaceleración del coche, y que influyeron factores como la velocidad y el lugar del impacto. Pero no todos están de acuerdo con esa visión.
“A mí me desconcierta esa explicación –afirmó Ernesto Bessone, uno de los cuatro pilotos involucrados en el accidente, al sitio especializado carburando.com–. En accidentes anteriores por desaceleración fallecieron tanto el piloto como el acompañante”, afirmó el ex campeón de TC, recordando los accidentes mortales de Roberto Mouras (1992), Osvaldo Morresi (1994) y Alberto Noya (2006). “Esta vez, en cambio, sólo el piloto perdió la vida, porque el golpe fue de su lado y el acompañante salió ileso. Habría que consultar para saber si algo lastimó a Castellanos en el golpe, algún elemento u otra cosa.” Fuentes cercanas a la categoría sugieren que Castellanos solía usar flojos los cinturones de seguridad. “Balinotti sostuvo que el piloto absorbió todo el golpe –continuó Bessone–. Si es así, no hay que perder más tiempo y bajar del auto a los acompañantes, situar al piloto más al medio y aumentar la protección lateral.”
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