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Deportes|Jueves, 21 de junio de 2007
CON UNA VICTORIA EN BRASIL SOBRE GREMIO CONQUISTO LA COPA LIBERTADORES DE AMERICA

Boca es rey de América, Román es el príncipe

Dos goles de Riquelme, el primero una verdadera joya, le dieron al equipo de la Ribera su sexta Copa, tras un resultado global de 5-0 sobre los brasileños. El volante, el futbolista más decisivo de todo el torneo, fue elegido el más valioso de la final.

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Juan Román Riquelme se trepó a la cima de América llevando a Boca a ganar la Copa Libertadores en su despedida del club de la Ribera.

Con dos goles de Juan Román Riquelme –el primero exquisito–, Boca derrotó anoche 2-0 a Gremio y consiguió el objetivo principal que se había fijado para la primera parte de 2007: conquistó, con un resultado global 5-0, por sexta vez en su historia la Copa Libertadores de América y, además, consiguió su pasaje al Mundial de clubes, en el que volverá a encontrarse con el poderoso Milan que conquistó la Champions League.

Ya en la previa, los jugadores de Boca derrochaban entusiasmo y confianza, porque más allá del planteo que les hiciera Gremio, sabían que el negocio era aguantar de la mejor manera el 3-0 obtenido en la Bombonera, tratando de jugar la pelota cerca del arco de Saja. Y Gremio ayudó bastante para que Boca se sintiera cómodo en el estadio Olímpico Monumental de Porto Alegre, que estaba colmado de hinchas, y no sufriera zozobras. Porque el equipo local no supo cómo hacer para mantener la presión que insinuó en el arranque y tampoco encontró caminos claros como para arrimar peligro verdadero al arco de Caranta, más allá de algunos intentos débiles por los costados que terminaban en pelotazos divididos.

Así, Boca se encontró más temprano que tarde jugando un partido que, si bien no podía rematar, le convenía. Algo trabado por las recurrentes faltas del conjunto brasileño, y algo inspirado y fluido de a ratos con algún desborde de Palacio, o de Cardozo, que anoche sí pareció estar a la altura de las circunstancias. Riquelme aparecía con lo justo y Palermo luchaba todas de arriba y las perdía de abajo, pero a Boca le alcanzaba.

La más clara de los de Russo llegó tras un desborde y posterior remate de Palacio que terminó desviándose en Saja; después se perdió uno Palermo, tras un centro de Cardozo. Pero luego de un tiro libre a favor de Boca, Diego Souza fabricó una contra picante, a espaldas de Clemente Rodríguez, y terminó sacando un derechazo espectacular que se estrelló en el travesaño.

En el arranque del complementario, Gremio salió nuevamente decidido a presionar y logró retrasar un poco a Boca. Enseguida, el equipo de Russo se vio sorprendido por un cabezazo del Flaco Schiavi que se estrelló en el palo derecho del arco de Caranta, que después le tapó el remate del rebote a Souza, para confirmar que tenía una buena noche.

Luego de aguantar la embestida del local, Boca volvió a hacer pie en la cancha y poco a poco fue recuperando el terreno perdido, exigiendo a la defensa local. Una vez que Boca volvió a tomar el control del partido, una buena jugada colectiva le permitió a Riquelme llegar con la pelota controlada hasta el borde lateral del área de Saja para sacar un derechazo cruzado, impecable, que no encontró respuesta en el ex arquero de San Lorenzo, que recibió así el primer gol como local en la Copa.

El gol terminó de desdibujar el planteo de Gremio. Boca, tranquilo, no bajó los brazos y fue por más. Y en una jugada de contra, Palacio remató, Riquelme tomó el remate y anotó el segundo. La gran noche de Boca se cerraba con un tontísimo penal de Schiavi sobre Palermo. El goleador falló, pero no importó porque Boca ya festejaba, y era pura alegría.

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