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Deportes|Jueves, 25 de octubre de 2007
EL ULTIMO PARTIDO DE MARADONA

A una década de la magia definitiva

Se cumplen hoy diez años del clásico en el que Diego le dijo adiós a la pelota.

Por Enrique Escande
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Fue en el Monumental donde Diego jugó por última vez.

Sin estar seguro de que aquel iba a ser el partido final de su carrera, Diego Maradona hizo su última aparición en un campo de juego como futbolista profesional hace hoy una década, el 25 de octubre de 1997, cinco días antes de cumplir los 37 años, tras 21 temporadas cargadas de éxitos y polémicas.

Maradona disputó con Boca la primera parte del superclásico ante River en el estadio Monumental, que los boquenses ganaron 2-1. Pocas horas después, encerrado en su casa, con dolores físicos, acorralado por la droga y sin deseos de volver a entrenarse, dijo “no va más” y cerró una parte de su historia, que suma capítulos día a día sin solución de continuidad.

A diez años de aquella fecha y superados varios incidentes que lo tuvieron al borde de la muerte, Maradona acaba de jugar esta semana un encuentro de showbol en Bahía Blanca, ante una multitud que agotó las entradas para verlo otra vez con una pelota en los pies.

Es que en el mundo del fútbol, el aficionado común y el “asomado” a este deporte por su transcendencia y la fama de sus protagonistas continúan igualmente atraídos por la postal en la que Maradona y la pelota aparecen como si fueran una sola cosa.

Aquel partido histórico fue el último que perdió River antes de proclamarse campeón del torneo Apertura ’97, frente a un Boca que, además del mejor futbolista argentino de la historia, contaba en sus filas con un juvenil Juan Román Riquelme y el actual goleador del equipo, Martín Palermo, entre otros.

Posiblemente ese resultado haya tranquilizado a Diego a la hora de anunciar su retiro, ya que abundan los que aseguran que, por más que no pudiera levantar las piernas, Maradona habría estirado su carrera un poco más con tal de despedirse con una victoria ante su odiado River.

Pero el futbolista estaba presionado por un doping positivo que salió a la luz tras un partido anterior al clásico que jugó ante Argentinos y ya no tenía fuerzas para continuar pese a que contaba con un amparo judicial.

Prefirió colgar los botines antes de que volvieran a sancionarlo. La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) lo había suspendido, pero Maradona acudió a la Justicia, denunció que había un complot en su contra y el juez Claudio Bonadío falló a su favor, aunque dispuso que fuera sometido a controles después de cada encuentro.

El 30 de octubre de 1997, día de su 37º cumpleaños, fue la octava vez que Maradona anunciaba su adiós como futbolista, y la definitiva, pese a todas las dudas que hubo al respecto.

En su último partido como profesional el equipo boquense, dirigido entonces por Héctor “Bambino” Veira, salió al campo alineado con Oscar Córdoba; Nelson Vivas, Jorge Bermúdez, Néstor Fabbri, Rodolfo Arruabarrena; Nolberto Solano, Diego Cagna, Julio Toresani, Maradona; Diego Latorre y Palermo. Maradona fue reemplazado en el descanso por Riquelme, de 19 años; Claudio Caniggia entró por Vivas y Cristian Traverso ingresó por Latorre. Los goles los marcaron Toresani y Palermo (el tercero de su trayectoria en el equipo) y para River, equipo en el que jugaba el chileno Marcelo Salas, anotó Sergio Berti.

El partido en homenaje a Maradona se disputó cuatro años después en La Bombonera, el 10 de noviembre de 2001, entre un combinado argentino dirigido por Marcelo Bielsa y un Equipo de las Estrellas a cargo del actual seleccionador albiceleste, Alfio Basile, que la formación local ganó por 6-3.

“Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”, dijo Maradona aquella tarde en un discurso pronunciado tras el encuentro, en el que participaron notables jugadores como Riquelme, Matthaeus, Mauricio Serna, René Higuita, Cantoná, Careca, Stoichkov, Solano, Iván Córdoba, Valderrama, Francescoli, Ciro Ferrara, Zanetti, Aimar, Samuel y Suker, entre otros.

Casi dos años antes de este partido, a principios de 2000, estuvo al borde de la muerte, al sufrir una crisis cardíaca en la ciudad uruguaya de Punta del Este y después vivió varios años en Cuba, donde se sometió sin rigor alguno a un tratamiento por su adicción a las drogas.

Tocó fondo en 2004, cuando una recaída lo dejó postrado en una clínica de Buenos Aires, alrededor de la cual se reunieron multitudes para manifestar su idolatría por el futbolista más importante de la historia argentina.

Se recuperó, bajó de peso y fue el presentador de un exitoso programa de televisión, pero a principios de 2007 el alcohol volvió a tumbarlo. Maradona sigue sumando capítulos estremecedores a su azarosa vida. Por enésima vez ha asegurado que está bien y que tiene ganas de vivir. Lejos de la pelota, a Maradona le ha costado mucho mantenerse en pie.

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