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Los modelos de camisetas, buzos o camperas cuestan desde 110 a 185 pesos. Se pueden comprar con sólo hacer clic en la página web www.la12pte.com.ar. Un título precede a las ofertas: “Todo tipo de indumentaria oficial del club atlético Boca Juniors y productos Jugador Nº12”. La Doce sabe hacer negocios. Lo que no se sabe es si Nike, la multinacional que viste al plantel profesional, le extendió una franquicia a la barra o la barra vende réplicas de su ropa. La duda se antoja pertinente desde que, el miércoles, el grupo ahora liderado por Mauro Martín –el sucesor de facto del detenido Rafael Di Zeo– quiso ingresar en el Estadio Nacional de Tokio con una bandera con la inscripción de la empresa. No pudo porque se lo habrían impedido con un previsible argumento comercial: el sponsor oficial del Mundial de Clubes es Adidas, compañía patrocinadora de la FIFA. Y la FIFA organiza el torneo en Japón. El hecho fue poco desarrollado en los medios y no es una pista menor para determinar de dónde proviene el dinero con que la Doce se moviliza.
Ser barra brava de Boca tiene sus ventajas. Y conseguir aproximarse a millones de hinchas, potenciales consumidores, también. Para que un individuo le ponga precio a su aliento o a una tribuna, tiene que haber alguien (un dirigente, un político y hasta una empresa) dispuesto a pagarle o facilitarle las cosas. Durante el Mundial de Clubes, apenas pudieron leerse un par de líneas sobre aquel episodio con la bandera de Nike, el día que el campeón de América le ganó 1-0 al Etoile, de Túnez.
¿Cuál era el propósito de llevar una bandera boquense con semejante auspicio durante la semifinal? ¿Cuál y no otro que conseguir introducirse en un evento dominado por la competencia? ¿Qué hacía la barra brava de Boca con ese “trapo”? ¿Habrá recibido algo a cambio pese a que se malogró su objetivo? En la página de la Doce, ampliamente difundida desde enero por distintos medios nacionales y del exterior, hay huellas más o menos borrosas de Nike. Unas camperas con capucha que llevan el número 12 estampado al frente se comercializan a 110 pesos; una camiseta con la inscripción “podrán imitarnos, igualarnos jamás” a 120; otra “con número y nombre de utilería” a 140; una que aclara “tela que usan los jugadores” a 160; y la vedette –por lo cara– es, curiosamente, la camiseta suplente con sphere dry (esfera seca) a razón de 185 cada una. Habría que verificar si son “productos Jugador No 12” o indumentaria oficial. No queda claro. En cambio, para adquirir cualquier prenda, hay que pagar 30 pesos adicionales para el envío al interior.
“Les agradecemos a todos los diarios que pusieron el nombre de nuestra página en sus diarios” (sic) y la inmediata aclaración que sostiene “pero no les agradecemos las mentiras que dijeron”, son mensajes que indican, además, cómo la barra no desatiende la prensa propia. Porque en su web reproduce todos los artículos (casi una docena) que salieron publicados este año, al igual que la historia de la Doce. Desde cuando apenas era la barra de Cocusa (en 1969) hasta hoy. Y como si eso fuera poco, en ella se han publicitado desde perfumes artesanales hasta asesoramiento en accidentes de tránsito, con abogados que ofrecen sus servicios en una línea 0800. Un cartel invita a apoyar el emprendimiento en Internet: “Publicite aquí”. Y otro, más abajo, declama: “Justicia para Rafa, Fer, Oso, Topa y Diego, que llevan 267 días de presos políticos”.
En Japón, al igual que en su página virtual, la barra sí pudo mostrar una bandera, de las llamadas telón, con la inscripción: “C.A.B.J. Podrán imitarnos pero igualarnos jamás”. Un regalo que le hizo Diego Maradona. Los organizadores del Mundial de Clubes no pusieron reparos para que la ingresaran, y es que el ídolo no tiene la competencia de Adidas.
Por si acaso, en la página www.la12pte.com.ar se afirma que “la Doce de Rafa va a todas partes, juegue donde juegue Boca, las banderas de palo y las clásicas La Doce vive y Jugador No 12 Presente siempre están”. Por el contrario, de la que auspiciaba Nike no se conoce el paradero. Los enviados especiales al Mundial de Clubes coincidieron en que esa bandera no pasó el filtro de los organizadores.
A juzgar por lo que sostiene Xavier Ruiz Collantes, doctor en Ciencias de la Información, profesor de Semiótica de la Universidad Autónoma de Barcelona y estudioso de cómo desarrolla su estrategia Nike, “en el juego argumentativo de la marca, mostrar es demostrar”. La compañía está en todas partes, incluso más allá de cualquier bandera. Con Boca pactó elevar el canon que le paga un 53 por ciento, a razón de 3 millones de dólares anuales en el marco de un contrato hasta 2011. El volumen de negocios del club, en una sola temporada, supera hoy los 280 millones de pesos. De ellos, 120 millones provienen del merchandising oficial. ¿Se tomará en cuenta para llegar a esa cifra lo que vende la Doce? Y si no fuera así, ¿le importarán a alguien los recursos que obtiene ofreciendo desde shorts a camisetas?
En Tokio, la barra no pudo hacer flamear la bandera con el símbolo característico de Nike, pero sí se mostró ataviada con sus mejores pilchas. Las mismas que ofrece en su página web y que en Mercado libre, el famoso sitio de subastas de Internet, se consiguen un poco más baratas.
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