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Deportes|Domingo, 10 de febrero de 2008
ARGENTINA SE PUSO 3-0 ANTE GRAN BRETAÑA Y SE CLASIFICO PARA LOS CUARTOS DE FINAL

Esta vez transpiraron un poquito

Nalbandian y Acasuso pasaron un susto en el segundo set, pero les ganaron en tres a Murray y Hutchins y liquidaron la serie.

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El medido festejo de la dupla argentina. Tanta diferencia le restó emoción a la serie.

Argentina cumplió con lo previsto y llegó 3-0 al último día y el trámite liquidado. Ayer, en el dobles, el cordobés David Nalbandian y el misionero José Acasuso vencieron 6-2, 7-6, 6-0 a los británicos Jamie Murray y Ross Hutchins, en un encuentro mucho más parejo y emotivo que los de la primera jornada. Con este resultado, el equipo de Mancini accedió a los cuartos de final, donde esperará al ganador de la serie en la que Israel vence 2-1 a Suecia. Hoy José Acasuso y Agustín Calleri jugarán los últimos dos singles desde las 11.

Sólo con decir que la pareja británica consiguió en el segundo set más games que Bogdanovic en todo su encuentro ante Calleri y uno menos que Baker en lo que duró su partido ante Nalbandian se puede asegurar que el del dobles fue, por lejos, el encuentro más atractivo de los tres que le dieron el pasaje a cuartos de final al conjunto de Alberto Mancini.

En el comienzo, salvo por los dos jugadores de más que ocupaban la cancha, todo se parecía al viernes. Desde el cielo encapotado que enmarcaba el estadio hasta la inmensa superioridad tenística. Del lado argentino, había un perfecto equilibrio: Acasuso fue muy sólido con su servicio, pero tuvo fallas a la hora de definir en la red, mientras que Nalbandian no estuvo tan lúcido como de costumbre desde el fondo de la cancha pero sí encontró efectividad en el juego corto, especialmente con la volea. Del lado británico, todo lo contrario, se percibía un enorme desequilibrio: todo lo bueno que aportaba Murray era desperdiciado por Hutchins, que redondeó un primer set para el olvido, cediendo sus dos saques.

En ese primer parcial, el juego se volcó definitivamente para el lado argentino en el séptimo game, donde se dio el punto más extraño de la serie, con Hutchins al saque 2-4, 30-0: comenzó con una pifia de Nalbandian que pudo corregir Acasuso, al límite; siguió con un choque de raquetas de la pareja argentina en medio del murmullo de todo el Parque Roca y del total desconcierto británico y terminó con Murray pegado a la red pasando la pelota del otro lado con un cabezazo.

El primer set se cerró con un sólido 6-2 y el segundo parecía seguir los mismos pasos. Tanto es así, que hasta el séptimo game todo fue idéntico al primer parcial: Argentina ganaba 4-2 gracias a que Hutchins había perdido su saque (sólo ganó uno de los seis que tuvo). Pero otra vez en el mismo juego que antes el partido tomó un vuelco, esta vez para el lado visitante. ¿Mejoraron los británicos o cayeron los argentinos? Ambas.

Primero Hutchins pudo darle el único game a su equipo con su saque (eso le dio confianza y mejoró un poco) y después Nalbandian tuvo su única laguna del juego, que casi termina costando el segundo parcial, que finalmente se resolvió en un cerradísimo tie-break. Allí el equipo nacional, acompañado por el aliento del público, evitó tres set points de la pareja británica y recién en el quinto que tuvo a su favor pudo cerrar el parcial con un ajustado 13-11.

A partir de allí el partido dejó de ser tal. Con la gente participando más que nunca en el juego, sólo la lluvia pudo parar a la pareja argentina, que en pocos minutos se puso 2-0 en el tercero y debió parar por un fuerte chaparrón. A la vuelta, tras más de media hora de interrupción, todo fue celeste y blanco. Palo y palo, Nalbandian y Acasuso terminaron de liquidar a los británicos y lograron cerrar el parcial en cero, algo que no había ocurrido en la primera jornada.

El primer paso fue dado. Como cada año, la Davis alimenta la ilusión de todos y el sueño de ganarla se vislumbra cercano. Esta vez, a diferencia de muchas otras, el sorteo parece entregar un guiño más. En los planes de Mancini y compañía el futuro avisora un choque accesible en cuartos de final (ya sea ante Israel de visitante o contra Suecia en casa), una semifinal dura pero ganable ante Rusia como local y el partido definitivo ante España, también en Argentina. Pero para eso todavía habrá que recorrer un largo camino.

Informe: Mariano Verrina.

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