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Deportes|Martes, 6 de julio de 2010
Opinión

España, Alemania y su juguete

Por César Luis Menotti *

El jugador quiere dominar su juguete, quiere dominarlo, quiere poseerlo para darle un destino, el destino que él quiere, él disponga, él decida, él desee. Así anda la pelota en esa disputa en los pies de españoles y alemanes. Holanda lo intenta y Uruguay lo pelea desde su historia.

Si bien los caminos son diferentes, con todos los contratiempos que exige la competencia, siento desde mi profundo compromiso con el buen juego que lo mejor que le pasó al Mundial de Sudáfrica está en lo hecho por España y Alemania.

¿Cómo llegaron estos cuatro seleccionados a las semifinales? Cada cual con sus argumentos, un estilo, eligiendo un camino.

Españoles y alemanes, aun con una derrota en la fase de grupos que los puso en aprietos, creyeron sin renunciamientos en sus formas de expresar el fútbol y avanzaron jugando, Holanda siendo consecuente con su estilo histórico y Uruguay peleando.

España desarrolla su idea de juego de tenencia de la pelota basada en el ingenio y las convicciones. Desde el ingenio de sus futbolistas el equipo disfruta y defiende sus pergaminos. Emociona ver a un equipo que juega para ganar, y gana un partido duro a un Paraguay que sólo jugó para no perder. Bienvenido España y su generosidad e hidalguía.

Alemania goleó a la Argentina imponiendo una dinámica de ataque y encontrando la eficacia que busca desde su funcionamiento, a partir de su enorme director de orquesta, Bastian Schweinsteiger.

El fútbol merecía este partido entre españoles y alemanes, que bien podría ser la final del Mundial.

Un reconocimiento desde mi afecto para Uruguay, con sus circunstancias, su historia, su pueblo, esfuerzo y algunos buenos jugadores.

Holanda, por su parte, dejó afuera a un Brasil al que no le alcanzó la genética y fue víctima de la especulación de su juego. Holanda demostró que no se le gana ni con la camiseta ni con una postura muy poco audaz. No se rinde, es perseverante en su intención de darle un trato prolijo a la pelota y cuenta con individualidades como Sneijder y Robben para marcar la diferencia en el área rival.

La excusa del Mundial hizo que me preguntara una vez más dónde encontrará ese otro fútbol, el llamado “moderno”, un sentido que no sea la pura especulación, y donde la creación está ausente. Yo, lo dije alguna vez, siempre prefiero morir como un torero desde el arte y no como un toro.

A los detractores del buen juego les aconsejo que no esperen la derrota de los que juegan bien. Disfruten, que algún día a los que juegan bien les tocará perder. ¿Qué dirán si en este Mundial se vuelve a demostrar que jugando bien también se puede ser campeón?

De la agencia DPA. Especial para Página/12.

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