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Deportes|Jueves, 29 de mayo de 2014
Gaudio y Vilas, grandes de París

Un día perfecto

Por Pablo Vignone
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“No puedo ser un jugador de tenis si no gano en la superficie en la que empecé a jugar”, asegura Guillermo Vilas. “La mejor sensación que tuve en mi vida fue esa, la sensación de lograr lo que siempre soñaste”, apunta Gastón Gaudio. Sus vidas están entrelazadas por un destino común y una historia curiosa. Son los dos únicos argentinos que ganaron en Roland Garros. El mismo día, el 5 de junio, pero en 1977 Vilas y en 2004 Gaudio. A diez años de esta última victoria nacional en el Abierto de Francia recuerdan aquella historia.

“Había dejado de jugar, había abierto mi club de tenis, pero no entraba nadie –recuerda Vilas–. Un día vino un entrenador de Temperley (Roberto ‘Quico’ Carruthers) a traerme un chico de 15 años que parecía tener futuro. Pintaba bien, pero había cosas del entrenamiento que no le gustaban. Un día, ya muy molesto, me preguntó: ‘Pero vos, ¿cuántos partidos perfectos jugaste en tu vida?’. Tuve que pensar. Fueron tres.”

El chico era, claro, Gastón Gaudio. “La historia cerró con Guillermo entregándome la copa en Roland Garros –completa el campeón de 2004–. Estaba tan nervioso en el vestuario antes de salir a jugar la final, era mi primera final de Grand Slam –y fue la única–, y Franco (Davín), mi entrenador, tampoco tenía experiencia. Por ahí andaba John McEnroe y para intentar tranquilizarme fui a hablar con él. Le pregunté: ‘¿Vos también estabas nervioso antes de tu primera final de Grand Slam?’. No me olvido más de la respuesta: ‘¿Nervioso por un partido de tenis? ¿Y los pibes de 18 años que iban a la Guerra de Vietnam, entonces?’. Un fenómeno para tranquilizarme.” Gaudio cuenta que McEnroe le dio indicaciones sobre cómo levantar la copa en caso de ganar. “Pará, le dije, si gano yo la levanto como quiero...”

Vilas y Gaudio se reunieron para protagonizar un documental, Perfect Day, producido por Peugeot Argentina, que recuerda los triunfos de ambos en el Abierto de Francia, con un par de anécdotas más que las que contaron ayer en la presentación del 308 serie Roland Garros, una máquina potenciada de la cual hay 300 unidades (en relación con los 30 años que la marca lleva como auspiciante del Grand Slam). Perfect Day, de 44 minutos de duración, se verá en ESPN el próximo 11 de junio.

–Guillermo, ¿cuáles fueron esos tres partidos perfectos que mencionó? –pregunta Página/12.

–Uh... El que le gané a McEnroe con tres globos (en Buenos Aires por la Copa Davis de 1983, 6-4, 6-0, 6-1, con 15 games consecutivos), otro con McEnroe en Montecarlo (en 1980, 6-1, 6-4) y... y...

–¿Y el tercero?

–Ya va... la final del US Open en 1977 (a Jimmy Connors 2-6, 6-3, 7-6, 6-0). Un partido perfecto.

–Hace poco, durante el Masters 1000 de Madrid, su ex entrenador, Ion Tiriac, lo elogió de manera inusual, asegurando que era el mejor jugador de todos los tiempos, porque sin talento ni una técnica especial, con ocho horas diarias de entrenamiento ganó todos esos Grand Slam. ¿Qué opina?

–No es la primera vez que Ion lo dice. Y tiene razón.

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