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Deportes|Jueves, 26 de enero de 2006
OPINION

La ratificación de un mensaje

Por Pablo Vignone

Parece una perogrullada, pero para River no es un partido más el de esta noche. No sólo porque precisa, a juicio de los que mueren por la camiseta de la banda, un buen resultado para terminar de entrar por la ventana de la Copa Libertadores (eso y no otra cosa es esta fase preliminar del certamen, y River debe agradecer que existe después de la patética temporada futbolística que produjo en 2005) sino porque, a juicio general, marca el arranque oficial de Daniel Passarella como entrenador en ésta, su segunda etapa en el club, un arranque que pesa no por la estadística que rellena la enciclopedia de datos deportivos inútiles, sino por lo que significa como carta de presentación de un proyecto, para entender el lenguaje gallardo que se ha impuesto en la cotidianidad de Núñez.

Si la actitud expresa, más allá de los nombres (que incluyen algunos que no eran tenidos en cuenta en la etapa anterior) y la circunstancia que significa el resultado final, una continuidad con ciertos síntomas de carácter futbolero entrevistos de a ratos en los partidos del verano, es probable entonces que este arranque sea un punto de partida estimulante desde lo anímico, desde lo que se necesita para generar un clima ganador.

El análisis del equipo titular no agrega demasiado, aunque se sepa que juega Marcelo Gallardo y que Jairo Patiño, presuntamente, será otro generador de juego, aunque habrá que ver qué pasa cuando Lucas Pusineri esté a punto; Passarella parece preferir la confirmación de ciertos jugadores que no anduvieron mal en este enero (el caso de Daniel Montenegro, por ejemplo, o la dupla Santana-Ahumada en el medio, por sobre Zapata y San Martín), pero si eso le da al equipo el cariz protagónico que viene insinuando, habrá marcado una diferencia.

El fútbol espera recibir ese mensaje, de acuerdo con lo que se ha visto en entrenamientos y esos partidos. Lo que precisa River, para mandar al banco del olvido el pésimo momento que se cobró al entrenador anterior y en el que vivió en las candilejas más a causa de los defectos que por los excesos, es ratificarlo desde esta misma noche.

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